jueves, 30 de junio de 2011

LA INSOLIDARIDAD SOCIAL DE LA BANCA


   
              De nuevo aparece la cuestión de la crisis financiera, en su aspecto humano más dramático, que supone una espiral en la que el daño suele ser redundante, pues los damnificados suelen ser siempre los mismos – el trabajador, o pequeño empresario, autónomo, que se queda sin trabajo, agota el desempleo, caso de tenerlo, y si además tiene la vivienda hipotecada, no puede hacer frente a los pagos del préstamo, por lo que la banca acaba por desalojarle de la vivienda-, ha saltado al ámbito público, y necesariamente –aunque de forma tardía- ha llegado al Parlamento, empezando a tomar en consideración este grave problema social y económico.
                Así por fin, tanto gobierno como la oposición, convienen en la urgencia de adoptar medidas de justicia social ante esta situación, empezando por plantear una relación más equilibrada entre la banca y los deudores hipotecarios, pues sabido es que en nuestro país - a diferencia de otros países del entorno- no se admite la dación en pago por impago del préstamo hipotecario, sino que si quedara desierta la última subasta de la vivienda hipotecada, el banco se la adjudicaría por el 50% de su valor de tasación, quedando pendiente el resto de lo adeudado no cubierto por esa cuantía, con lo que el banco podría llegar a embargar de nuevo al deudor hipotecario ejecutado, con sus bienes presentes o futuros. Lo que en la práctica le convierte en un deudor prácticamente vitalicio, y le relega a una situación social de práctica marginación social.
                Sin embargo, cuando el mercado financiero estaba en alza, era la misma banca la que alentaba a un consumismo desorbitado, entre tanto que las autoridades financieras no llegaron a intervenir –más allá de algún consejo de la autoridad monetaria-, y el gobierno miró para otro lado, como lo hicieron otros gobiernos, so pretexto de liberalizar mercados, que se descontrolaron al punto de generar la profunda crisis económica que estamos padeciendo. Pero en el primer momento, la banca se arropó en medidas de apoyo gubernamentales, cuyo contenido y extensión no han sido dadas a conocer, so pretexto de proteger a las propias entidades financieras. Pero sin embargo, estas no sólo no fueron previsoras en su día, sino que pese a la consideración de apoyo gubernamental, no comparten el mismo espíritu de solidaridad social con la población, que está padeciendo profundamente la crisis. Incluso algún alto cargo bancario –de los de sueldos millonarios- muestra su insensibilidad social y su desparpajo oponiéndose radicalmente a la adopción de medidas de dación en pago, o de apreciación de las tasaciones originales de los inmuebles, incremento de las retribuciones salariales inembargables, y medidas afines de justicia social. Pero por gran poder que tenga la banca, no debe ser superior al problema económico y social que padece gran parte de la ciudadanía de forma más injusta y agravada que en otros países, por lo que el gobierno y la oposición hacen bien en adoptar medidas que amortigüen los nefastos efectos de la crisis en los ciudadanos.
                Pero se antojan cortas las medidas, pues deberían ir acompañadas de unos complementos fiscales en las operaciones bancarias, y a los grandes capitales improductivos. Dado que el gran problema del capitalismo financiero actual es que resulta fundamentalmente especulativo, frente al inversionista de tipo productivo que solía generar actividad y trabajo, cuestiones que la especulación no sólo no crea, sino que resulta nociva para los mercados y para la sociedad en general.
                Por todo ello, el gobierno debería de abandonar cualquier tipo de ingenuidad sobre una fe primigenia en la bondad natural del mercado y su capacidad de autorregulación; dado que la razón y la experiencia demuestran todo lo contrario. Ya que la anomia financiero-mercantil desemboca en unas relaciones “selváticas” donde el “pez grande se come al chico”.
                Algo que también por desgracia, hemos observado a nivel de otras naciones, como el dramático estado económico y social de Grecia, o en su día, lo que sucedió con Méjico y Argentina, donde se practicaron análogas políticas, que acabaron con una quiebra financiera de estos países, con la subsiguiente crisis social generada en ellos durante décadas, de la que están empezando a salir; y a los que se aplicaron recetas similares a las que se le proponen a Grecia. Algo que nos debe hacer reflexionar que la economía no es la que debería imponer totalmente sus reglas sobre las políticas de los Estados, sino al revés, en función de las necesidades y oportunidades, se deberían de planificar políticas que recondujeran la economía.

domingo, 12 de junio de 2011

BONO Y SU PECULIAR PROPUESTA DE REDUCCIÓN DE SESIONES


La noticia curiosa de la semana, la ha protagonizado el Presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, al pretender una reducción de los plenos de la Cámara Baja (de tres a dos semanales), en un “traspié” en el que se ha quedado solo. Pues al final no le ha apoyado ni siquiera el grupo socialista.
El “bueno de Bono” parece ser que quería, de esa forma dejar mayor libertad de movimientos a los diputados, concentrando las sesiones plenarias en dos días. Aunque los rumores apuntan, que era una estrategia de los socialistas, para dejarle libre los jueves a Rubalcaba de forma que pudiera empezar a dedicarse a hacer campaña, desde su reciente designación como futuro candidato socialista a la presidencia del Gobierno de la Nación.
En cualquier caso, tal parece que la medida no fue lo suficientemente valorada, especialmente en momentos de crisis, en que se pudiera cuestionar la productividad del estamento parlamentario, y en su conjunto de la clase política, en lo que iba a suponer una reducción de jornadas de trabajo en el pleno, pero que podría pasar por una reducción de actividad, cuando a todo el país se le están pidiendo esfuerzos, aumento de actividad productiva, a veces pasando por incrementos de jornada, para salir de la crisis. Lo que una vez más iba a poner de manifiesto el divorcio entre la sociedad española y su actual clase política.
Así las cosas, los “estrategas”, la “legión de asesores”, y demás “calculadores finos”, darían rápidamente con la clave, de que aunque la pretensión de Bono era compartida, sin embargo, no podía ser menos oportuna. Por lo que lo dejaron sólo, “colgando de la brocha”.  En lo que parecen más motivos estéticos de la rectificación, que propiamente éticos, e incluso meramente de utilidad.
Y es que Bono es un político peculiar, con su estudiada puesta en escena, y su especial populismo –mezcla de munícipe manchego y cura de pueblo, dado su proverbial paternalismo, ámbitos en los que ha sido bien cultivado en su trayectoria biográfica-, que tiene una gran facilidad para proponer lo que se quiere escuchar, y en la forma que se quiere oír. Pues mientras él mismo atribuye las cualidades de la liebre a Rubalcaba, se reserva para sí la del zorro –que tanta subsistencia política le ha reportado, y le ha sacado de tantas batallas y escaramuzas de la política-. Pero que ya a pocos sorprende, pues se le conoce de lejos la intención. Aunque en esta última torpeza haya caído cual bisoño advenedizo; posiblemente le haya cogido con la “guardia baja”, dado el actual bajo nivel de sus camaradas. Salvo que sea una “trampa de la liebre al zorro”.

lunes, 6 de junio de 2011

EL DESGRACIADO EPISODIO DEL “E-COLLI ALEMÁN”



Dice el refrán que “a perro flaco, todo son pulgas”, y algo así es lo que nos pasa con nuestros  acreedores del norte, otrora bárbaros, y ahora pluscuamperfectos ciudadanos occidentales. Aunque  con el episodio de la contaminación de pepinos españoles han cometido una “barbaridad”, que ha generado importantísimos daños a la economía del sector agrario español,  que finalmente se ha desmentido como sospecha-acusación infundada.
Precisamente las autoridades alemanas han localizado el probable foco en una granja de brotes de soja, en la región de Uelzen, de manera que el problema lo tenían en su propia casa, por la que deberían haber comenzado el riguroso trabajo de búsqueda, antes de echar la culpa a la vecindad.
En cualquier caso, parece que esa partida de pepinos españoles, tan poco estaban en sus óptimas condiciones, lo que debería de redundar en la mejora de las medidas de conservación de los productos de consumo humano, tanto en su transporte como en su distribución. Pero de ahí, a precipitarse en señalarla como la causa inicial de la epidemia parece que no sólo no fue correcto, sino tampoco prudente. Puesto que ahora, ¿quién pagará los daños inflingidos a la agricultura española?, ¿Alemania, o la UE con ayudas al sector?, pues tampoco sería justo que lo pagara el sector agrario español, especialmente en los momentos actuales de severa crisis económica por la que atraviesa nuestro país.
Pese a todo, podemos comprender la precipitación de los alemanes al señalar el foco de la epidemia, pues por experiencia, conocemos la grave ansiedad social que generan los fenómenos epidemiológicos, especialmente en la era actual de las nuevas tecnologías de la información, en que la actualidad informativa de este tipo de noticias genera la natural alarma social, como recientemente hemos vivido el pasado episodio de la gripe aviar.
También la demanda de información, en este tipo de episodios, suele requerirse a una velocidad mayor a la que llevan las investigaciones. Aún recordamos en el triste episodio del aceite de colza, cómo el mismísimo ministro de sanidad español, caía en el ridículo público hablando de la localización de un “bichito”. Tratando con esa desinformación disuasoria de tranquilizar a la ciudadanía, pero que después se reveló peor solución que haber apelado a la prudente espera de las pruebas analíticas y de investigación, que mostraron que el mal venía por la adulteración del aceite de consumo con el de colza, lo que era una forma de envenenamiento. ¡Luego el “bichito” no era tal…!, para ignominia de tal ministro, cuya carrera política concluyó seguidamente.
Aunque la historia también nos muestra la contumancia internacional de echar la culpa a España de procesos epidémicos, así famoso fue el conocido caso de la denominada “gripe española” de principios del siglo XX, que luego resultó que no era así. Si no que dado que el mundo estaba inmerso en la I  Guerra Mundial, en la mayoría de los países implicados –que eran los avanzados económica y socialmente- no funcionaba ni la libre información, ni aún los registros sanitarios habituales, por lo que, siendo España neutral, comenzó a publicar sus estadísticas epidemiológicas de aquella fatídica gripe, por lo que internacionalmente quedó como la “gripe española”, cuando realmente tampoco fue así.
Por ello, sin acritud, creo que deberíamos reconducir la cuestión y hablar ya del “E-Colli Alemán”, pues suyo ha sido el brote, como parece constatarse finalmente.