domingo, 29 de julio de 2012

LA REDUCCION ESPAÑOLA EN MISIONES MILITARES INTERNACIONALES



Acaba de hacer público el Ministro de Defensa de España la probabilidad de la reducción de los efectivos militares españoles que participan en misiones militares de paz en el extranjero, por obvias razones de necesidad económica al tener que reducir España drásticamente sus presupuestos, en los distintos ámbitos y el militar no podía ser menos, especialmente en lo referente a la participación de las tropas españolas en misiones internacionales.
El propio ministro Morenés reconocía que esa reducción era una necesidad económica insoslayable para España, dada la crisis económica que padecemos, pero afirmaba que podría conllevar un alto coste político. Se entiende que en la esfera internacional, por lo que supondría dejar de asumir los compromisos internacionales que habitualmente España ha venido teniendo de forma eficaz y leal con la Comunidad Internacional. Algo que ya ha anunciado el Presidente francés, Hollande, sin tener el grave problema económico que tiene España.
Pero no se acompleje el ministro Morenés al verse obligado a tener que abandonar los compromisos militares de apoyo internacional, por no poder hacer frente a los cuantiosos gastos del mantenimiento de tropas desplazadas fuera de España en zonas de conflicto armado. Poco puede reprochar la Comunidad Internacional a España su falta de generosidad, pues en conflictos militares latentes como el de Afganistán, en que España colabora con una importante participación de efectivos militares, ha sufrido a lo largo de los años de la misión la pérdida de casi un centenar de miembros de su milicia. Por tanto, es un hecho palpable la generosidad española y el compromiso fiel en el apoyo a la conclusión del conflicto afgano, y las bondades de la paz en dicha región sobre el tablero estratégico internacional.
No menor fue la participación de España en el conflicto bélico de los Balcanes, que aunque aún queden algunos pocos efectivos españoles en la zona, su misión concluyó hace un par de años, con un importante costo para España.
Otro foco de conflicto en que España viene participando de forma decidida es el del Líbano, zona de alta tensión en que era imprescindible contribuir a las labores de apaciguamiento, mediante la interposición y eliminación de terrenos minados; en un área crucial para asegurar la paz en Oriente Medio –foco de tradicionales enfrentamientos-.
Y aún tiene participación militar España en la operación Atalanta de vigilancia y prevención ante la piratería marítima en aguas del Índico próximas a la costa somalí, en que España participa habitualmente con una fragata y un patrullero, además de la dotación de un par de aviones de vigilancia, que han venido llevando una eficacísima labor de seguridad en el tránsito marítimo y pesquero de la zona.
Por consiguiente, un repliegue de todos esos efectivos militares por obvias razones económicas, resulta entendible por cualquiera, razonable y aconsejable. Especialmente si el precio alternativo es el cierre de servicios sanitarios, docentes o ayudas sociales ineludibles por humanitarias para con nuestros nacionales que están agotando el subsidio de desempleo –que también se pretende recortar- para poder subsistir a esta dramática situación de crisis.
Consideramos que con las actuales misiones en vigor, según lo comentado, no necesitamos hacer memoria de otras importantes misiones militares en que también ha participado España en  otro momento en diversos lugares del mundo, pues la disposición y generosidad española a la colaboración internacional es palmaria, incluso por encima de las propias posibilidades económicas –como en el momento presente-, pero también España ha mostrado más generosidad con la Comunidad que otros países de mayor potencial económico, dado que no ha dudado en otorgar continuo tipo de cuantiosas ayudas a países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Como decisiva e importante ha sido la colaboración española en caso de catástrofes naturales en numerosas ocasiones y casos. Y no menor ha sido su colaboración en el pago de los gastos de la ONU, en que hasta hace pocos años venía a ocupar uno de los primeros puestos en su contribución económica de este Organismo internacional, muy por encima de su posición económica en el contexto internacional.
Por consiguiente, no dude el ministro Morenés que España tiene un largo y acreditado palmarés de solidaridad y lealtad internacional, que le ha hecho digna de confianza y aprecio en el contexto internacional. Sin perjuicio de reconocer que en el ámbito internacional prevalecen los criterios de la “real politic” que hace que los intereses nacionales predominen sobre el idealismo de cualquier procedencia, para evitar pecar de ingenuidad. Pero el menor reproche o duda, puede tener una amplia y contundente respuesta por el Gobierno de España.
Y además, resulta que las paradojas de la vida ponen al rescatador en posición de víctima y de demanda de ayuda, siendo el actual momento de España que requiere reequilibrar su presupuesto y hacer viables sus cuentas, con una reestructuración de su economía –no menor, aunque requiere una puesta a punto, para volver a recobrar la importancia antes alcanzada, pero de forma más sostenible que hasta ahora-. Es el momento en que España tiene que concentrar sus fuerzas para abandonar la crítica situación presente. E incluso es el momento de que la Comunidad Internacional tenga con España, al menos un mínimo de generosidad de la que España ha tenido con su vecindad mundial. Especialmente sus socios europeos, asumiendo que la solución de la UE o es de conjunto o previsiblemente sucumbirá por cicaterías individualistas y nacionalistas que comprometen el proyecto común europeo.
E incluso aplicando la racionalidad y el realismo político a esta situación, cabría decir que ahora tomen el relevo en estos despliegues militares, aquellos países del primer mundo que tienen buenos resultados económicos y no suelen participar con efectivos militares en misiones de paz internacionales; acaso los mismos, que impasibles observan y critican el debacle económico italiano, español, portugués e irlandés, sin tener el menor gesto de generosidad aprobando los famosos “eurobonos” o articulando medidas anticrisis y contra la especulación financiera. Pues no es soportable, ni económica, ni éticamente, que España esté “sacándoles las castañas del fuego” en la contribución a la paz y estabilidad internacional, y estos no muevan ni un dedo en evitar que los especuladores arruinen a España.

sábado, 21 de julio de 2012

“VIERNES NEGRO” EN ESPAÑA



Este viernes fue “negro” para la economía y la sociedad española, pues el máximo histórico del diferencial de prima de riesgo español marcó los 610 puntos –según los técnicos, en clara franja de intervención del país-, en tanto la bolsa caía casi 6 puntos en su índice general, ante la impotencia de un gobierno que veía la actitud impasible de la UE, y un BCE irresponsable e insolidariamente ausente, mientras los mercados diezmaban –una vez más- la economía española como auténticos rapaces.
Las razones técnicas son palpables, ante una situación recesiva de la economía española, fruto del acoso permanente de los mercados financieros a nuestra débil economía; aunque choca con la idea de que ya se han tomado drásticas medidas de ajuste en España, apoyadas por la UE, y precisamente en el mismo día de este negro episodio, tanto el Congreso español aprobaba las medidas de ajuste, como el Bundestag alemán daba su apoyo al crédito de rescate de la banca española, todo lo cual debería de haber sido suficiente como para haber alejado la presión de los mercados sobre la economía española, sobre la que han marcado su objetivo agudizando la crisis y debilitando la economía nacional al imponer unos intereses de deuda poco sostenible.
Ello no obstante, se han vivido en España días de tensión política entre un Gobierno que se ve abocado a la toma de medidas de recorte, y optando por recortes sociales junto con medidas de gravamen fiscal del consumo, la ciudadanía ha entendido que este Gobierno no repartía la crisis de forma equitativa, sino que se centraba en las clases trabajadoras,  por lo que se ha visto en solitario –con su mayoría absoluta defendiendo estas duras medidas, contra todo el arco político, y una gran contestación en la calle.
Al propio tiempo la imprudente locuacidad del Ministro Montoro afirmando no tener dinero para pagar el sueldo de los funcionarios, ha hecho el resto. No siendo ajena la peculiar estructura política española de las autonomías, en que han aparecido algunas de ellas oponiéndose a las medidas del Gobierno central de España. Todo lo cual ha traído el lógico malestar y confusión interna y externa, de situación poco menos que caótica, poco organizada, que no se ponen de acuerdo ni siquiera para salir de una situación de emergencia nacional.
Por consiguiente, las causas de este “viernes negro” están tanto en el desconcierto patrio como en el insolidario ensimismamiento europeo, que pone de relieve la necesidad de ajustes estructurales e institucionales en España, como en la UE que sigue adoleciendo de una clara estructura federal, de una reserva federal que regule las finanzas de la Unión, y una armonización fiscal europea que estructure una adecuada respuesta a este tipo de problemas financieros en el área del euro, especialmente en países con dificultades económicas como España, Italia, Grecia, Portugal e Irlanda.
Sin embargo, si el análisis de la cuestión resulta claro, ¿qué impide que el Gobierno español ponga en marcha una decidida reforma constitucional que modifique el Estado Autonómico y reajuste las instituciones político-administrativas españolas a su realidad actual?; y ¿cuánto tardará la UE en constituirse como una auténtica Confederación de Estados, y a la moneda única añadir mecanismos fiscales y reguladores eficaces?.
Realmente nos estamos jugando el euro, el futuro de la UE, y sobre todo el bienestar y la estabilidad socio-económica lograda con el esfuerzo de muchos años en países como España, ante la lentitud en la adopción de las reformas de fondo que hubieran dado una respuesta adecuada a una crisis económica internacional, que se vive de forma distinta en los distintos países de la UE, pero no por ello deja de ser un problema de la UE y naturalmente de sus Estados miembros.

sábado, 14 de julio de 2012

EL BUNDESBANK QUIERE LA INTERVENCIÓN DE ESPAÑA



El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, ha recomendado la intervención de España para refugiarse bajo el “paraguas” del rescate como país, en vez de plantearlo sólo como rescate de la banca española.
Weidmann se ha expresado así en unas declaraciones al rotativo alemán Börsen Zeitung, argumentando que el estado económico de la banca suele ser un fiel reflejo del estado económico de un país, lo que evidencia el mal estado de la economía española, y la necesidad de tomar decisiones radicales ante el elevado desempleo y el déficit de las autonomías.
Estas declaraciones, caen como un jarro de agua fría sobre las recientes medidas de recorte del Gobierno español, y viene a evidenciar que no satisfacen a la banca alemana –de la que Weidmann es preclaro referente, en su condición de responsable del banco central alemán-, a la sazón acreedora destacada de nuestro país; y que viene a expresar las dudas de nuestros acreedores alemanes sobre la viabilidad económica de nuestro país con las magnitudes económicas actuales, y en plena recesión.
Viene a ser como ese banquero que expresa sus dudas sobre la viabilidad de cualquier proyecto que se les somete a crédito, ante lo cual contestan con una mayor petición de garantías, previo a declinar su concesión.
Por consiguiente, estas declaraciones de Weidmann tenemos que tomarlas seriamente, especialmente si queremos contar –como no puede ser de otra forma- con el placet alemán en la UE, pues en definitiva defiende los intereses de la banca alemana, que está en condición acreedora y francamente inquieta por la evolución de la situación española, en cuya organización y sostenibilidad económica no acaba de confiar. Y ello es de vital importancia para que el rescate planteado vaya a buen puerto –entre otros muchos factores, internos y externos, económicos, sociales y políticos-. Así creemos que en las palabras del responsable del banco regulador alemán se encuentra el planteamiento de la Canciller Ángela Merkel.
Aunque por otra parte, no podemos dejar de pensar que esas palabras representan el sentimiento de los “abstractos mercados” a los que toda reforma económica y recorte hispano parece poco, según vemos diariamente en las cotizaciones de los diferenciales de “prima de riesgo” que apenas han dado árnica a España, como sí lo han hecho con Italia, en una especie de maniobra de “acoso y derribo” en la que Weidmann viene a anunciar la “estocada final”.
A Weidmann y los suyos sólo le importa recuperar el dinero prestado, lo cual es lógico y justo,  y en situación de desconfianza, cuanto antes mejor. De ahí que toda maniobra de reajuste, reequilibrio presupuestario, o recorte económico en España les sepa a poco, por un natural estado de impaciencia que da a todo acreedor que no ve claro el cobro de sus créditos; de ahí la expresión de un deseo que quieren forzar a que sea realidad: la intervención del país, en sutil referencia a su rescate, a ese “paraguas” imaginario. Consecuentemente las necesidades de la población española, los derechos sociales declarados y adquiridos, los servicios públicos españoles, a los acreedores –“mercados financieros”- les importan poco o nada.
Por eso, hay que decirle a Weidmann y los suyos –que aunque tengan derechos de crédito prestados a España- eso no les da derecho alguno a asumir labores de gobierno –para lo que no han sido elegidos-, y que nuestro Gobierno debe escucharlos y negociar en lo preciso, pero no puede, ni debe gobernar al dictado de ellos, pues en ese caso atendería a intereses espureos al de los propios españoles –que son los que les han dado la legitimidad soberana por vía electoral-, para los que ha de gobernarse preferentemente, sin que sus interese puedan verse relegados por intereses extraños –por muy legales que sean-.
Así las cosas, nuestro Gobierno tendrá que mantener la negociación, sin amilanarse por esos poderes fácticos, que también tienen incidencia real y directa en nuestra economía, a los que se ha de hacer ver que no es justa la presión que mantienen diariamente sobre nuestro país. Y sobre todo requerir a los socios de la UE a que actúen como tales apoyando a países como España e Italia están pasando momentos de dificultad económica, no insalvable si se le presta la ayuda que se espera de la lealtad de unos socios; so pena de hacer planteamientos alternativos a la propia configuración actual de la UE ante la falta de respuesta común a problemas que no son solo nacionales.

viernes, 6 de julio de 2012

EL ISLAMISMO POLÍTICO DESPLAZA AL ARABISMO NACIONALISTA EN EGIPTO



La victoria electoral de los Hermanos Musulmanes en Egipto es un claro ejemplo de la involución política que se está dando en algunos países de religión islámica, que viene a desplazar un planteamiento político arabista de estos países, que buscan una identidad cultural que haga de argamasa socio-política sobre la que estructurarse superando el statu quo elitista –que en algunos casos es tribal-.
El mundo árabe resurgió, con la configuración geopolítica de la descolonización tras la II Guerra Mundial, que de la mano de líderes como el presidente egipcio Nasser generaron un arabismo político laico, dentro de los no alineados aunque en proximidad a la órbita soviética, tratando de generalizar un panarabismo en los países de la zona, que alentó a estas sociedades a su peculiar progreso; si bien el fracaso del proyecto, devino con prematura muerte de Nasser, las sucesivas derrotas frente a Israel, que pusieron de manifiesto la falta de unidad de los países árabes; a lo que habríamos de añadir la revolución chiita en Irán, la guerra del Líbano, y la confrontación entre Iran e Iraq.
Todo ello fue síntoma de la falta de unión  de los árabes, y de las dificultades de estas Naciones en alcanzar la modernidad que Occidente les iba alentando, pero que ni su estructura política –habitualmente dictatorial, de dominio de élites-, ni su estructura económica –que pese al petróleo, cuyas rentas han sido repartidas de forma desigual- no ha conseguido un desarrollo sostenible por falta de tejido industrial y falta de adecuada organización de la producción agropecuaria, que ha dado lugar a importantes sectores marginales de pobreza, y paro.  Por consiguiente, las sociedades de estas Naciones inmersas en estas estructuras antiguadas, incluso culturalmente recelosas de la modernidad que les presenta Occidente, han buscado su propio modelo de identidad y reorientación, y lo han encontrado en la tradición religiosa del Islam.
Pues los grupos religiosos siempre están presentes en las sociedades, y en estas especialmente con añoranza de un pasado épico de conquista y expansión en base a la inicial motivación religiosa; por lo que ante una situación decadente con sucesivos fracasos en el litigio con Israel, se ha extendido cierto complejo que se pretende superar recurriendo a valores religiosos, y a una historia épica triunfal. Junto a ello, en esas sociedades con altos índices de marginalidad, la caridad religiosa que han venido practicando organizaciones como la de los Hermanos Musulmanes –para remedio inmediato, y subsiguiente proselitismo- ha hecho el resto.
Así junto al islamismo religioso, e incluso cultural, ha emergido un islamismo político que con un planteamiento simplista de base religiosa y altamente populista se ha ido realizando una labor constante que ha logrado el calar en la mayoría de esas sociedades, como ha sido también el caso de Egipto, Marruecos o Libia, si bien en cada uno de estos países el grado de implantación es diferente, pues en Marruecos se conservan las tradicionales instituciones sociopolíticas de la monarquía alauí que harán de natural contrapeso al avance del islamismo.
También en Egipto, tradicional aliado de Occidente en las últimas décadas, tendrá que aquilatar bien sus políticas internas y externas, por ser Estado clave en la estabilidad de Oriente Medio, además que los militares –parte de la élite gobernante, desalojada por las urnas- de hecho siguen detentando un importante poder fáctico.
Con todo, consideramos que la apuesta de estas sociedades por el islamismo no deja de ser un síntoma del hartazgo y la desesperación que padecen. Aunque, más allá del populismo en su versión de tradicionalismo religioso de sus postulados, del diagnóstico de la anterior situación, y de la caridad momentánea, probablemente no tengan muchos más puntos de encuentro con la mayoría de sus votantes, a los que difícilmente podrán cumplirles las promesas de bienestar y justicia, pues tampoco parece que tengan la solución para ello. Si bien, no deja de ser un movimiento pendular que en el mundo árabe suele oscilar entre el “arabismo laico” y el “islamismo político”, de forma que cuando uno crece el otro decrece, y viceversa.

lunes, 2 de julio de 2012

ESPAÑA, EN “EXTASIS DEPORTIVO”, OLVIDA SU DURA REALIDAD



Por fin, ganó la selección española de fútbol la Eurocopa por segunda vez, acontecimiento que se junta en el recuerdo próximo con el triunfo del Mundial de Fútbol, en una benéfica racha que hace historia del deporte patrio. De nuevo el alborozo popular recorrió de forma mayoritaria la sociedad española, introduciendo a algunos en trance paroxístico, y a la mayoría en una forma peculiar de “éxtasis colectivo” que nos ha transportado agradablemente de nuestra dura realidad.
Los medios de comunicación han dedicado amplia atención al evento, los jugadores y técnicos del seleccionado español han sido recibidos como auténticos héroes, ante los que no se ha reparado en todo tipo de agasajos –apropiados en muchos casos, como gesto de reconocimiento público y gratitud, aunque no tanto en otros ámbitos, como los retributivos, y sobre todo la mitología generada en torno a una épica a la que nuestra sociedad da un extraordinario valor, a todas luces exagerado-.
De forma que el país vive 24 horas desbordado por el jaleo mediático, que desborda con mucho, la natural alegría por el éxito obtenido por nuestro seleccionado nacional de fútbol; al punto que en términos meramente racionales podría considerarse esta respuesta social como excesiva –como contracorriente, puede estimarse el presente artículo, aunque no lo pretende, sino reflexionar sobre un extraño fenómeno de masas digno de estudio sociológico-.
De entrada habría que afirmar que lo emotivo –por su base irracional- es de difícil valoración racional. Si bien, no nos apartamos a buscar razones en forma de causas que expliquen este extraño fenómeno de desbordamiento colectivo tras un éxito deportivo, que se desarrolla en su propio ámbito, pero que trasciende a toda la vida social desbordándose como auténtico fenómeno de masas.
Acaso la explicación, en una sociedad cada vez más secularizada, venga de la mano de la frecuente atribución de “nueva religiosidad” al deporte moderno, con sus ritos, hábitos sociales que articulan el fenómeno deportivo, que al propio tiempo tiene una función de “argamasa social” al unir a colectivos sociales en una pretensión colectiva, que aunque aproveche el ámbito deportivo refleja valores colectivos, ansias de superación, de victoria a través del esfuerzo y la confrontación con otros colectivos. Espacio en el que se vierten frustraciones personales, sociales, como aspiraciones colectivas de triunfo que resultan reforzantes de la unidad del colectivo. Aspecto, que con una buena lectura social, y adecuado encauzamiento, también cumple una adecuada labor extradeportiva sobre la identidad y cohesión grupal.

Si nos atenemos al simbolismo de atribución de religiosidad laica, encontramos referencias análogas al ámbito puramente religioso, como pueden ser los ritos, símbolos idéntitarios, indumentarias, mitos, sacrificios y nuevos templos; ante los que se presentan nuestros esfuerzos, nuestras esperanzas, evadiéndonos de nuestra propia realidad en la esperanza del triunfo ansiado, que hace los deleites de sus seguidores, ante lo que no se cuestiona ni el nivel de esfuerzo, ni el gasto –muchas veces muy desproporcionado-, no en vano muchos clubes de la liga profesional española se encuentran en una situación económica insostenible. Incluso muchas veces, llega a justificarse hasta lo injustificable, en un ámbito sectario que obnubila el normal discernimiento entre el bien y el mal; con especial significación en la generación de grupos fanáticos, agresivos y violentos que suelen ser tolerados, acogidos, cuando no fomentados por algunos de los clubes para reforzar los lazos de identidad aún prestándose a la inmoralidad e ilegalidad del uso de la violencia verbal –que es generalizada-, e incluso física –que aún cuando esporádica no es excepcional-.
En esa vertiente neo-religiosa se generan mitos a los que se adora, idolatra –que entran en el juego del comercio de masas del consumismo social- se imita su forma de vestir, sus gustos y apetencias, propiciando la despersonalización del hincha, tratando de evadirse de una vida vulgar o gris. De igual modo, este tipo de feligrés se sume regularmente en un estado emocional y pasional colectivo que le lleva a vivir pasiones, ilusiones, alegrías, pero también tristezas, decepciones ante las que suele descargar su ira sobre otros buscando culpabilidades, en un ámbito existencial que no siendo propio, participa y asume para bien y para mal.
Sin embargo, todo ello no es óbice para poder asumir el deporte –como otros ámbitos de la vida- de forma libre, personalmente enriquecedora, siempre que no se confundan los planos personal y social de su vivencia, para evitar un sobredimensionamiento existencial de esta particular forma de ocio –también negocio para unos cuantos-, y sobre todo que nos evada no sólo de nuestra realidad, sino también nos distraiga de nuestras responsabilidades personales y sociales, desmitificando el fenómeno y a sus componentes, aunque se les reconozca el valor de sus logros pero en sus justos términos.

domingo, 1 de julio de 2012

INSENSIBILIDAD ECLESIÁSTICA CON DESHAUCIADOS QUE OCUPARON LA ALMUDENA



La noticia que la Policía desalojó el viernes por la noche a la veintena de personas que se habían encerrado en la madrileña Catedral de la Almudena para protestar contra los desahucios y reivindicar el derecho a la vivienda se extendió como la pólvora, por lo simbólico del hecho, pues a personas desahuciadas de sus casas, por razón de pobreza, no sólo no son acogidas por su Iglesia, sino que también los desaloja con auxilio policial.
Siempre se ha entendido que para que la Policía intervenga en un templo eclesiástico tiene que contar con la aprobación de la autoridad eclesiástica, por lo que cabe preguntarse –ya que no trascendió- ¿quién dio autorización a la policía, o quién pidió la intervención policial para echar de la Catedral de Madrid a una veintena de pobres desgraciados?. El hecho es perfectamente legal, pero es incoherente, anticaritativo, antipastoral y roza una fina línea que probablemente lo hace inmoral.
Ese grupo de gente, según se ha sabido acompañados de un sacerdote de la Cañada Real, trataba de llamar la atención de la ciudadanía, de las autoridades sobre lo injusto de su situación desahuciados por impago hipotecario, derivado del desempleo y de la falta de sueldo para poder mantener a sus familias. Luego el factor humano en primera línea está presente, ante una injusticia social, que los ha marginado a la pobreza, de la que por cierto dijo Jesucristo que sería el Reino de los Cielos, y en su desesperación acuden a la Iglesia –que se les ha proclamado como madre-, pero que les responde como una “mala madrastra” echándolos  con recurso policial, por la fuerza. Algo que Cristo sólo hizo con los mercaderes del Templo, pero jamás con los pobres, a los que designó como privilegiados, con carácter de asistencia preferente. Y miren por dónde, la jerarquía eclesiástica española, no sólo no los acoge, sino que los echa a cajas destempladas, y además se esconde, no da la cara, ni pide perdón, ni mucho menos trata de remediar el impropio repudio realizado.
Probablemente sea cierto que este grupo invasor, se mostrara así desde el principio en la Catedral, para hacer lo que no se suele hacer allí, y de ahí la intervención policial. Posiblemente no pidieran la acogida y mediación de la comunidad cristiana madrileña, y de sus representantes ante las instancias oficiales. Pero así las cosas, ¿el Cardenal Rouco ofreció su  samaritana mediación?, ¿se llegó a interesar por esta pobre y desesperanzada gente?, ¿les ofreció realojamiento en otros locales eclesiásticos, mientras se buscaba la solución más justa o adecuada posible?. Posiblemente si lo hubiera hecho, no habría tenido lugar la intervención policial.
Por fortuna, no toda la Iglesia se muestra así de autista, distante, de “duro corazón”. También existe una Iglesia cercana, fraternal, auxiliadora, pues Iglesia es todo el Pueblo de Dios en el cual hay patentes y permanentes brotes de su evangelio, de la caridad tanto institucional como personal. Esa es la auténtica Iglesia en la que se sigue manifestando el Espíritu de Dios, pues por sus obras les conoceréis.
Y entre estas buenas gentes que siguen haciendo de su vida misión hacia el prójimo, también existe abundantes clérigos, religiosos e incluso jerarquía eclesiástica, que en el presente caso, estamos seguros que hubieran actuado de modo distinto, aunque de momento sólo se ha hecho eco del incidente Mons. Agrelo, franciscano arzobispo de Tánger, quien ha afirmado rotundamente que “los desahuciados caben todos y caben siempre en la catedral”, indicando seguidamente que “La catedral es signo de la comunidad de los fieles, que son el verdadero templo de Dios, y es imagen del Cuerpo místico de Cristo, cuyos miembros se unen mediante un único vínculo de caridad”. Según lo publicado por Religión Digital (www.religiondigital.es).