miércoles, 27 de febrero de 2013

LOS DIFÍCILES EQUILIBRIOS POLÍTICOS DE LA SOCIALISTA CARMEN CHACÓN


La Diputada socialista catalana Carmen Chacón ha tenido que “lidiar” esta semana una de las faenas más complicadas de su carrera política, al tener que posicionarse entre su partido de los socialistas catalanes (PSC) y el PSOE en esa, cada vez más compleja, alianza que tienen ambas formaciones políticas, dada cuenta la deriva de aproximación soberanista de los socialistas catalanes en confrontación con las tesis de sus homólogos del resto del Estado.

Por tanto, la Diputada Chacón tuvo que hacer extraños equilibrios para no contravenir la lealtad a su partido que optó por votar a favor de admitir una consulta popular sobre la independencia catalana, y la negativa de dicha consulta del resto de los socialistas españoles; pues si como pretendía su grupo socialista catalán –integrado en el grupo socialista del Congreso- votaba a favor de la consulta contrariaba al resto del PSOE para el que se postuló recientemente como Secretaria General –y que perdió por pocos votos de diferencia frente a Rubalcaba-, y con ello se descalificaría para un nuevo intento de acceder al liderazgo de los socialistas españoles, dada la debilidad de Rubalcaba y el progresivo deterioro del clima político del país.

 Como también le resultaba sumamente inconveniente oponerse a sus propios compañeros catalanes, que le acusarían de desleal, y le harían bastante difícil la continuidad en su actual puesto político como Diputada por Cataluña.

Por ello, optó estratégicamente por no votar – a modo de abstención-, como posición testimonial de desacuerdo con sus compañeros catalanes, pero sin llegar a afrentarlos con un voto totalmente contrario, al tiempo que ese tipo de abstención tampoco se oponía a la posición del PSOE –aunque no la secundaba-.

Con tal estrategia pretenderá ganar tiempo desde su actual ubicación, para que pase la tormenta, y quede lo más indemne posible, de manera que esta posición le permita retomar próximamente su pretensión de liderar el socialismo español. Aunque para muchos suponga una debilidad importante, cuando no un inconveniente, al no haber tomado una clara posición a favor de la mayoría socialista, y en consecuencia pudiera suponer un grave impedimento para liderar un proyecto político del que no se ha hecho una clara defensa, sino emergiendo desde la ambigüedad calculada.

Pero sin embargo, otros apuntan que precisamente Carmen Chacón nunca ha manifestado dudas sobre sus convicciones sobre la Nación española, como lo pudo manifestar cuando fue ministra de defensa, y una de las mejores ministros del Gobierno de Zapatero. Y aunque a alguno le cupiera alguna duda al respecto, su posición inicialmente antisoberanista de Cataluña, posteriormente condicionada por la abstención, lejos de ser un obstáculo para asumir el liderazgo de los socialistas españoles, puede ser una virtud en tanto que puede articular –a modo de bisagra- una combinación de las sensibilidades española y catalana, dentro de un marco federal de Estado que ahorme un proyecto comunitario español solidario y contributivo, frente al nacionalismo separatista insolidario.

Pues como decía el líder socialista extremeño, Fernández Vara, el PSOE sin el PSC tiene un problema, pero el PSOE sin Cataluña tiene un problemón. El auténtico problema español ahora sería su desmembración, y si los buenos oficios de Carmen Chacón contribuye a que los espíritus de los socialistas catalanes se reencuentren ideológicamente y en un proyecto internacionalista común, sería no sólo una buena labor para los suyos, sino un excelente servicio al Estado.

Además su claridad expositiva en no pocos problemas de la política actual española, como el supuesto de la sujeción a la ley de transparencia de la Casa Real y su planteamiento sobre algunas conductas no edificantes de algunos de sus miembros, así como la advertencia sobre el particular para la continuidad de la misma, no dejan lugar a dudas, además de sintonizar con el sentir general de la ciudadanía libre.

En consecuencia, lejos de perder peso político, creemos que Carmen Chacón refuerza sus posiciones y su solidez política, nada desaprovechable.

jueves, 21 de febrero de 2013

ENTRE EL SOCIALISMO REPUBLICANO Y EL “MONARQUICANO”



El socialismo español está tan desnortado en la actualidad, que no acaba de reconstruir su identidad, así pese a que el socialismo de toda la vida era republicano, resulta que su adaptabilidad, su pragmatismo de amplio espectro ha llegado a generar socialistas de pro –incluso en la propia Dirección- que se manifiestan monárquicos, o como a algunos les gusta decir: “monarquicanos” –en ese gusto por la ambigüedad adaptativa que tanta renta política le han sacado-.

Y hasta tal punto esto es así, que acaba de abrirse una polémica tras las declaraciones del secretario general de los socialistas catalanes, que en un gesto de sinceridad se ha metido en un jardín sobre sus deseos monárquicos de abdicación del Rey Juan Carlos a favor de urgir la accesión al trono del Príncipe Felipe, deseo del que rápidamente se ha desmarcado la Dirección socialista de Ferraz.

Un patinazo de este porte en estos momentos puede costar muchos votos, y consecuentes disgustos, aunque la mayoría de los socialistas tengan manifiestas “querencias republicanas”, parece que como dicen los snobs, ahora “no toca”.

Pero si ahora no toca, con la que está cayendo, de extensión de corrupción que afecta hasta a miembros de la propia Casa Real, a la mayoría de los Partidos Políticos, con cientos de cargos públicos imputados por delitos de corrupción, con una gravísima crisis económica con elevadísimas cifras de paro, con tensiones territoriales de naturaleza separatista en Cataluña y País Vasco que amenazan a la unidad del Estado, con una gravísima crisis política que presenta colapsado el sistema constitucional de la transición; entonces ¿para cuándo tocará?.

Como también se hace más que evidente, que toca urgentemente una renovación auténtica del PSOE –más allá del significado del acrónimo- en lo profundo de su definición ideológica, de su toma de posición europea (sin entreguismos europeístas), de su formulación socialdemócrata (de socialismo democrático constitucionalista, defensor de los derechos y libertades públicas) pro-laborista (interlocutor de la clase media trabajadora del país), internacionalista (en el sentido de apertura frente al cierre del nacionalismo localista excluyente). En definitiva las divisas identitarias e ideológicas de la socialdemocracia europea, que tanta necesidad requiere la ciudadanía continental de que se restablezca a la mayor urgencia, para contrapesar las arrasadoras políticas neoliberales que están desmontando la “Europa Social”.

Pues como el PSOE sea incapaz de hacer su necesaria catarsis para presentar un nuevo liderazgo renovado y fuerte, posiblemente serán otros los que ocupen el hueco que hasta ahora han tenido en el marco político español, pues lo demanda con urgencia la sociedad española –sus votantes y no votantes- dado que lo necesita hasta el propio sistema democrático.

Y sinceramente, el discurso presentado en el debate del estado de la Nación por el líder socialista no parece haber convencido ni a propios ni a extraños, además es todo un síntoma de su falta de liderazgo real el hecho que le abran un debate alternativo no previsto por él, desde sus propias filas, que le hacen perder la iniciativa del discurso de los suyos. Algo realmente preocupante, y sintomático de su falta real de liderazgo. Todo lo cual, habría de debatirse y solucionarse en el seno del propio PSOE, en un profundo análisis ideológico, de la situación, de posicionamiento y estrategia, que les haga salir del largo letargo en el que parece que han caído.

martes, 12 de febrero de 2013

LA DIMISIÓN DE BENEDICTO XVI SORPRENDE AL ORBE CATÓLICO


La comunicación del Papa Benedicto XVI de poner fin a su Pontificado de forma anticipada, por su confesa declaración de falta de fuerzas para seguir cumpliendo con su misión, ha cogido por sorpresa al orbe católico, por la súbita decisión papal y por lo insólito del procedimiento dimisionario en la sede de San Pedro.
Aunque desde el punto de vista racional no debe de sorprender que un octogenario –que padece sus achaques propios de su avanzada edad- quiera poder vivir en paz su última etapa vital, cosa que no suele ser lo propio de un Papa por los múltiples compromisos públicos y trabajo de su abultada agenda.
Sin embargo, en esta decisión –que en el caso de Ratzinger seguro ha sido profundamente meditada- hay un cambio de modelo, o actitud en relación con la de su antecesor Juan Pablo II –quien se mantuvo en un progresivo deterioro físico, mostrando su personal sufrimiento de forma pública en el ejercicio de su pontificado- y que hasta la muerte no cedió la mitra papal. Sobre lo cual, se dieron todo tipo de explicaciones y razonamientos sobre la entrega total del anciano Papa, incluso se vino a decir que Cristo no se bajó de la cruz, en el sufrimiento. Aunque no faltaron críticas ante esa exhibición pública de una personalidad en progresivo y rápido deterioro, sufriendo innecesariamente hasta el final de sus días cargado con la pesada carga de la cátedra de Pedro.
Algo que Benedicto XVI no ha querido repetir en su persona, quizá por su carácter más racional, menos emotivo –que su antecesor-, y por ser consciente de la caducidad humana –por muy asistida que se encuentre del Espíritu Santo-. Por ello, y dado que la Iglesia necesita el ejercicio de un poder carismático, de un nuevo liderazgo para estos tiempos, quizá ha sido consciente que él por su edad, por su deterioro físico (parece que la diabetes le ha afectado seriamente a la vista, etc.), ha visto humildemente que era el momento de dejar paso a otra personalidad que pueda acometer con mayor fortaleza y determinación el gobierno de una Iglesia que ha llegado internamente atomizada en diversidad de grupos particulares en que se articula la catolicidad, que ha retrocedido respecto de los postulados del Concilio Vaticano II, que tiene importantes desafecciones del mundo laico, y que salvo en África y Sudamérica, parece haber dimitido de su misión de evangelizar a los hombres, aunque no falten declaraciones de todo tipo, pero no se acomete una auténtica evangelización de un mundo cada vez más secularizado, que ha dado la espalda a una Iglesia endogámica, arrugada a la defensiva de los acontecimientos.
Por ello, vemos en este gesto un acto sabio y humilde de un Pontífice, que ha sido uno de los grandes teólogos del S. XX, que se ha mostrado en desigual condición como profesor de teología –como intelectual- que como guardián de la fe, y finalmente como Papa.  Y que ha comprendido que él no era el Papa que la Iglesia necesita para liderar, aunar al mundo católico del comienzo del tercer milenio. Decisión en la que no habrá ahorrado oraciones, y que no por casualidad adopta en el día de la Virgen de Lourdes (la Inmaculada Concepción), a la que seguro que el Santo Padre se ha encomendado y ha encomendado a la Iglesia.

viernes, 8 de febrero de 2013

ROSELL, PATRÓN DE PATRONOS, EN PLAN PROVOCADOR



            
            Juan Rosell, el presidente de la patronal española, ha hecho hoy unas singulares declaraciones en las que muestra su escepticismo sobre las elevadas cifras de paro del país, y desde el “ingenio” de ingeniero de mejor causa, ha hecho una singular propuesta para fomentar el ahorro de las Administraciones Públicas, sobre la hipótesis de que sobran unos 400.000 funcionarios, propone que se les mande a casa con el percibo de un subsidio para ahorrar en luz, teléfono y material de oficina.
            Naturalmente, la respuesta sindical no se ha hecho esperar, reprobando tan genuina como descabellada propuesta y pidiéndole su rectificación.
            No está mal que personajes públicos hagan declaraciones públicas, emitan sus opiniones, y cual arbitristas decimonónicos propongan soluciones a los “males de España”. Pero lo que no parece de recibo son las propuestas que son auténticas simplezas, por su falta de coherencia y de auténtica maduración, y que no hacen sino subirse al “carro demagógico” en su deambular por una hedionda vida pública española.
            Propuestas como la de Rosell lejos de afrontar problemas, los agravan por lo que supone de encizañar más el “patio público” hispano, donde los errores, golfadas, e incluso delitos de unos –que les han llegado a encumbrar-, hunden a los demás en la mayor de las miserias, sin remisión ni compasión alguna, sino en razones de la más primaria de las codicias y del egoísmo que sólo se ve a sí mismo, y le sobran los demás.
            El Sr. Rosell habría de manifestar más respeto a las Instituciones Públicas –en concreto a las que gestionan el empleo y el desempleo, dando mayor crédito a las cifras oficiales-, debía de tener más respeto por la pobre gente que está en situación de abandono social y pobreza fruto del desempleo –en un tejido económico empresarial, al que representa, incapaz de consolidarse, generar empleo y repartir riqueza-, y sobre todo debería de valorarse mejor a sí mismo antes de dar consejos al sector público, del estilo del que se le ha ocurrido.
            Rosell y algunos de sus colegas de patronal habrían de asumir de una vez para siempre, que este país no puede seguir la senda de la insolidaridad, dentro de un ambiente generalizado de hipocresía empresarial, de la doble contabilidad, de la economía sumergida, de los altísimos índices de paro, que es lo que realmente hace inviable nuestra economía, pero sobre todo, hace inviable nuestro propio sistema de Estado Social de Derecho. Un país con ¼ de la población activa en paro es un fracaso colectivo, por injusto e inviable. Ante lo que la solución no va por la vía de la exclusión –según la genialidad de Rosell-, sino de la inclusión –por imperativos de justicia social-.