Lo de la “banca española” no
tiene nombre. Esa que el anterior presidente engañado por propios y extraños
vino a ensalzar como “banca de champions”. ¡Qué ridículo..!. Y sobre todo, ¡que
caos, que falta de rigor…!.
Esa misma banca que poco tiempo
después empezó a mostrar sus vergüenzas, “poniendo la mano” para que un
Gobierno socialista le diera millones de euros que evitaran su quiebra, y así
juntos volvían a ayudarse.
La misma banca que anuncia sin
pudor a los cuatro vientos beneficios astronómicos, increíbles, es la que a la
hora de la verdad está asfixiada, aunque aparenta una grandeza que la verdad le
niega ante sus “miserias ocultas”; pues si algo ha faltado en estos años ha
sido la verdad de la situación de nuestro sector financiero, descontrolado por
quien tenía que controlarlo (el Banco de España –dependiente de los Gobiernos
de turno-). Pero tal labor se torna difícil, cuando no imposible, al existir “intereses
cruzados”, pues el dinero todo lo puede. Ya que nos antoja misión imposible que
el Banco de España realmente pueda inspeccionar a la banca que presta y condona
cuantiosísimas cantidades de dinero a los partidos políticos por las campañas
electorales. Haciendo buena la frase de que no se “muerde la mano que da de
comer”. Claro que el que “regala bien vende, si el que lo toma lo entiende…”
Luego ahí hay una muestra
palpable de la interferencia entre el gran capital y la política, que conlleva a
que mecanismos de control se relajen, y posibiliten el gran fiasco que estamos
viviendo actualmente.
Aunque otra muestra palpable de
esta “unión contra natura” también la vemos en la intromisión, o mejor “colonización
política” que han tenido las Cajas de Ahorro en nuestro país en los últimos
veinte años, que las ha llevado a ser conducidas, o mejor dicho, interferidas
por los intereses políticos, muchas veces ajenos a los de las propias Cajas y
han dado lugar al lamentable estado financiero de muchas de ellas, con la
consiguiente necesidad de reconvertirlas en bancos, obligando a fusiones que más
que salvar la estructura y dimensiones de las entidades cara a futuro,
realmente tratan de ganar tiempo y salvar la cara de la negativa gestión
producto del maridaje político que han mantenido estas entidades.
Si bien, fuere cual fuere la
causa del fiasco, poco importa –especialmente si no van a pedirse
responsabilidades legales y políticas-. Aunque de cara al futuro, pasando por
este difícil presente, se plantea unas nuevas “inyecciones millonarias de
ayudas públicas” a la banca, que evidencian que las ya practicadas en su
momento, no han sido suficientes, pues el agujero a tapar es considerablemente
mayor.
Ante esta frescura en que los “ricos
piden a los pobres”. Sí, esos que se desentienden de los últimos, a los
consideran fracasados, lacra, escoria social. Los mismos que hablan de la
liberalización de servicios, de supresión de ayudas sociales, de la necesidad
de ahorrar y no despilfarrar (recortar en educación y sanidad). Miren por
donde, esos mismos, no tienen el menor rubor en “volver a alargar la mano” para
que el Estado les resuelva sus deudas, las mismas que ellos no perdonan a los
trabajadores en paro que no pueden pagar sus hipotecas y desalojan de sus
hogares con la ayuda de la maquinaria coercitiva del Estado. Los mismos que han
administrado estas empresas sin cautela ni rigor, que se han puesto sueldos de
ejecutivos estadounidenses, jubilaciones doradas; cuando han regateado los
sueldos a sus empleados, reducido plantillas, recargado la Seguridad Social con
jubilaciones anticipadas de sus trabajadores, al tiempo que anunciaban dudosos
beneficios. ¡Escandaloso!.
Incluso, hasta las cifras de su
actual petición para salvar a un “constructo de cajas de ahorro” inviables,
piden del Estado ayuda, y este se plantea darles unos 10.000 millones de euros,
casualmente la previsión de ahorro de los recortes en sanidad y educación, recién
aprobados. ¡Qué cinismo!.
Y ante esta cuestión, y la
reprobación de toda la oposición política al planteamiento socorrista del
Gobierno, este responde que también los socialistas le inyectaron dinero. Argumento
falaz, pues un error inicial no puede sustentar la permanencia de la conducta
errónea. Además que cuando se hace el primer préstamo la economía española no
estaba en situación tan crítica como lo está en el momento actual; junto con la
razón de que todo ha de tener un límite, en este caso económico, político y
moral.
Por tanto, la pregunta viene
servida: ¿por qué no se deja quebrar a los bancos que resulten inviables económicamente?.
No es esa la medicina que ellos predican para cualquier tipo de actividad económica
(si es negocio, que siga, y si no lo es, que cierre). Así de claro, y menos “misericordia”
con quien no practica la “misericordia”. Pues el dinero público ha de estar
para atender los servicios públicos, esos que ahora se pretende reducir por la
vía de una clara infrafinanciación so pretexto de que no hay dinero. Aunque comprobamos
que hay para lo que se quiere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario