Hay temas que son un continuo retornelo, pues se repiten esporádicamente como por ensalmo, para luego volver a caer en el olvido general. Uno de estos temas que de vez en cuando aparece para posteriormente desaparecer es la conexión ferroviaria entre Levante y Andalucía por Murcia, como existió hasta hace treinta años, en que cayó en desuso y se cerró, argumentando entonces la escasa rentabilidad de dicha red ferroviaria.
De manera que se abandonaron cientos de kilómetros de infraestructuras ferroviarias entre Murcia y las vecinas capitales andaluzas de Almería y Granada. Tiempo atrás quedaron los famosos trenes correo que diariamente unían Granada y Almería con Barcelona, que tan gran servicio prestaron a una población andaluza y murciana en los años de la emigración a Cataluña.
Sin embargo, no ha faltado quien de vez en cuando haya echado en falta dicha conexión, que se acabó enlazando por carretera, pero que con el discurrir del tiempo, con la llegada de la alta velocidad, de las infraestructuras turísticas en dicho ámbito geográfico, y también motivado por el desarrollo agrícola y ganadero de Andalucía Oriental, junto a la Murcia del trasvase Tajo-Segura, ha supuesto –que más allá de la restauración del enlace ferroviario habitual- se piense en un “corredor ferroviario del Mediterráneo” que facilite las comunicaciones entre Levante y Andalucía, tanto en el ámbito turístico como en el ámbito de transporte de mercancías que favorezca una mejor y más económica comunicación de los productos agropecuarios andaluces con Levante, Cataluña e incluso con la UE.
Tal hecho supondría un nuevo revulsivo tanto a Andalucía oriental –alejada del centralismo sevillano-, pero también podría mejorar la situación del Sureste incluyendo a Murcia, que se ha ido ubicando como “fin de trayecto”, como rincón último de difícil e incómodo acceso, que de esta forma emergería de dicho estado de relativa postración en dos sectores económicos vitales de la Región de Murcia – el turismo, y la producción agropecuaria- que se verían reforzadas en un momento clave de necesario apoyo para su desarrollo, para lo cual se necesitan mejoras estructurales e infraestructuras adecuadas al efecto.
Sin embargo, una vez más aparecen tenebrosos e insolidarios proyectos de “obviar a Murcia” de ese proyecto, enlazando Alicante con la Mancha y a su vez, esta con Andalucía, en una irracional hipotenusa de un triángulo que buscando el resultado de lo inmediato, ignora la existencia de la otra ruta triangular que contemplaría su paso por Murcia, que beneficiaría a todo el Sureste, ante lo que Murcia no puede dejar que se le ignore, por complicados que sean los actuales tiempos para abordar gastos públicos. Aunque siempre se ha dicho que los gastos en infraestructuras – a diferencia de los gastos corrientes- son inversiones más que gastos, que predisponen a la mejora de condiciones y a una mayor competitividad dentro del entorno de la UE donde nos ubicamos.
Quizá lo de menos sea, si hablamos de alta velocidad ferroviaria o simple mejora de infraestructuras de red, estaciones y convoyes ferroviarios. Lo importante resulta que se aborde aunque no sea un nuevo trayecto de alta velocidad, pues con el mero hecho de una mejora de la red viaria que permita el tránsito del Euromed –como ya tiene Alicante, desde hace años-, probablemente sea lo necesario para restaurar la línea y rehacer esa infraestructura ferroviaria del arco Mediterráneo que facilite el acceso de visitantes y productos, así como la salida de los mismos de forma cómoda y eficiente así como su conexión europea a través de la red francesa de ferrocarriles.
Y de esta forma se corrija un error histórico que llevó al abandono de una conexión ferroviaria estratégica, por mor de unos cálculos económicos contingentes.
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