Los
desahucios bancarios por impago de hipotecas están creando un importante
desasosiego social, en la conciencia común –de quienes conservan este ámbito de
humanidad-, pues además del grave impacto social de los más de trescientos mil
ya realizados con sus naturales consecuencias de desamparo social, se está
dando un infausto resultado de incremento de suicidios.
Tal hecho
en sí mismo considerado es revelador de una enfermedad social de nuestro país,
o quizá de nuestro sistema económico y social. Pues justo cuando más falta hace
el apoyo social, resulta que es cuando menos se presta por puras razones de
crisis económica y falta de dinero. Luego, el sistema de bienestar social falla
justo cuando más falta hace; pues son las familias –que aún pueden- las que
tejen la red natural de apoyo familiar, que cae sobre rentas modestas, a veces
de los abuelos jubilados, que salen en ayuda de sus hijos y nietos.
Pero al
propio tiempo, hemos de considerar que el problema actual del impago de
hipotecas no es una cuestión meramente civil o mercantil, como consecuencia de
un crédito privado fallido por impago del deudor, y circunscrito a ese ámbito
privado. De donde se sigue la natural consecuencia legal del desahucio.
En
absoluto, pues además de considerar por vez primera y de forma rotunda la
injusticia real de la ley hipotecaria española –que favorece al acreedor
hipotecario, o sea básicamente a la banca-, por cuanto no se satisface la deuda
con la “dación en pago” –de un inmueble que se tomó como garantía del préstamo,
valorado por tasación encargada por el propio banco-, sino que aún se mantiene
viva una deuda de la que ha de seguir respondiendo el deudor con sus bienes
presentes y futuros; además, resulta que en la actual situación hay una
recesión económica, con una masiva destrucción de empleo, de forma que el
deudor que no paga suele ser porque no puede, porque ha perdido su empleo y por
ello su sustento. ¿A estos ciudadanos además hay que someterlos a un desahucio
y lanzamiento de la vivienda familiar con sus hijos, sus pocos enseres,
empleando incluso fuerza policial?. ¡Qué forma más inhumana y despreciable
tiene nuestra sociedad de tratar a sus “caídos sociales”!. ¡Qué tipo de
sociedad hemos construido!.
Se dirá
–desde la lógica del formalismo legal más impúdico- que la ley es la ley, y el
que tiene deudas ha de pagarlas o atenerse a sus consecuencias, pues si no
pierde la banca. Pero en esta situación de crisis generalizada, ¿le sirve de
algo a la banca acumular viviendas por doquier sin apenas venta?. Además, ¿no
se trata de la misma banca que pidió ayuda al Estado para que se le apoyara con
dinero público ante su mala gestión y probabilidad de quiebra?. ¿Por qué tenía
el contribuyente –también los desahuciados- que ayudar a este negocio privado
de forma tan generosa y eficaz, cuando al tiempo se recortan servicios
públicos?.
De hecho
algunas entidades bancarias, a la vista de la repulsa social que están
generando este tipo de acciones, han suspendido la ejecución de los que tenían
pendientes.
Entre
tanto, esperamos atentos el resultado de ese anunciado acuerdo PP-PSOE para la
reforma de la Ley Hipotecaria evitando que se llegue a este tipo de sucesos.
Algo que por lo que se ha filtrado haría referencia a suspensión o periodos de
cadencia en los plazos de los préstamos en caso de pérdida del empleo. Aunque
si sólo se quedara en ese tipo de medida, sería un lamentable parche, y una
ocasión desaprovechada para hacer auténtica justicia de una ley injusta –que favorece
a la banca-, al deberse de incorporar la “dación en pago” para saldar este tipo
de deudas, que resulta un clamor en nuestra castigada sociedad, y que los
políticos –comprometidos, a otros niveles con la banca- no han querido ni
saber. Pero, además de ser más justo y corregir una ley inclinada hacia la
banca, acercaría nuestra legislación al
ámbito internacional más próximo política y económicamente hablando.
No hay palabras para describir lo lamentable que resulta esta sociedad de aves de rapiña. Creo, como tú, que ese acuerdo para posponer la deuda, no es más que dar un metro a la soga del ahorcado.
ResponderEliminarTambién es muy lamentable que esas viviendas que se quedan los bancos se estén vendiendo ahora a precios irrisorios.¡Me parece hasta impúdico comprar esas viviendas!, ¡es como hacer un cocido con los huesos de un cadáver!.
ESPERO QUE EL DÍA 14 NOS UNAMOS TODOS A LA HUELGA Y A LA MANIFESTACIÓN.
Gracias, Domingo