domingo, 13 de octubre de 2013

HISPANIDAD CATALANA


Este año, el día de la hispanidad ha sido celebrado –como fiesta nacional- con la habitual parada militar y subsiguiente recepción real en el Palacio de Oriente en Madrid, en tanto que en Cataluña ha emergido una gratificante como inusual manifestación de identidad hispana que ha reunido a varias decenas de miles de personas en Barcelona, que aflora el silenciado sentimiento de identidad española de gran parte del pueblo catalán, que se siente a la vez catalán y español.
Tal hecho es una “brisa de aire fresco” en la sofocación a que ha sido sometida cualquier tipo de identidad no catalanista en Cataluña por parte del nacionalismo catalán en el poder durante más de tres décadas, en que se han dedicado a invertir el sentimiento popular en la dirección de un nacionalismo catalán secesionista como discurso y propósito político que trata así de emerger de la mediocridad de la oferta política que tiene la sociedad catalana.
Así de esa forma el catalanismo político secesionista se evade de la realidad diaria de la sociedad catalana, en cuanto a los problemas económicos de llegar a fin de mes dentro de la grave crisis económica que estamos padeciendo, como también elude sus responsabilidades políticas de casos de corrupción política que le afectaron, para inocular una alta emotividad al pueblo catalán –que en gran medida responde a un mito nacionalista, que a la realidad histórica- que en nada contribuye a la pacífica gobernación desde la leal colaboración con el resto de los pueblos de España.
Fruto de ello, fue la multitudinaria manifestación catalanista del 11-S, festividad de la diada catalana, que tuvo una amplia difusión y apoyo desde el poder autonómico nacionalista de la Generalitat –según el diseño de CIU y ERC, con la contemplación comprensiva del PSC- que en tono festivo y apariencia lúdica se mostró el general sentimiento cultural catalán de gran parte de la ciudadanía, aparentemente manipulada por la oficialidad nacionalista que rige una desleal gobernación autonómica con el conjunto del Estado.
Por consiguiente, esta manifestación de celebración de la hispanidad en Barcelona aporta una novedosa iniciativa de hacer patente un silente sentimiento de gran parte de la población catalana de sentirse catalán y español, que fue desterrada de la esfera pública por el nacionalismo catalán. Y puede representar una iniciativa a la que se sumen miles de catalanes, que hagan ver a los nacionalistas la realidad plural de sentimientos e identidad del pueblo catalán, y la necesidad de respetar una más que probable mayoría silenciosa –que habitualmente no se pronuncia contra el nacionalismo secesionista, para evitarse problemas de convivencia-, que haga factible una reconducción de la cuestión catalana dentro del marco constitucional –como se corresponde a la legalidad vigente- para el logro de una pacífica convivencia que provea por un Estado fuerte en el contexto internacional, justo y solidario en el ámbito nacional.

Aunque no es del todo probable que Artur Más rectifique en sus pretensiones secesionistas, pese a esta manifestación de cohabitación catalana en el interior de una España plural y democrática; por cuyo motivo, habremos de esperar la deriva de nuevos acontecimientos, como la anunciada manifestación el día de la Constitución, de este silente sector de la sociedad catalana, con que pretenden hacerse valer y respetar por los nacionalistas ante la pretensión secesionista de estos.

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