La 13 TV –cadena
de la Iglesia Católica en España- desde el inicio de sus emisiones está
teniendo un perfil editorial e informativo muy sesgado e inclinado hacia la
derecha política y sociológica española, algo que no sólo no representa el
sentir de la Iglesia en su totalidad, sino que tampoco es fiel al evangelio de
Cristo para ser consecuente con una cadena televisiva de la Iglesia.
Tanto los
informativos del canal de televisión, como las tertulias de análisis político y
de actualidad, tienen una escandalosa inclinación hacia la derecha conservadora
española, postulándose no pocas veces de manera abierta por la línea política
del PP, sobre la que arteramente se suele construir el número y tipo de
invitados a las tertulias, en las que otras opciones y sensibilidades políticas
o están ausentes permanentemente o apenas se les da cabida más allá de lo
meramente testimonial, para simular una pluralidad inexistente en la práctica
de los programas.
Tal es así,
que el otras cadenas de televisión y radio de sensibilidades distintas y
distantes a la cadena de los obispos, hablan de 13TV (comparándola con Intereconomía,
más inclinada a la derecha conservadora, y a Es Radio) como el “TDT Party”, en
clara alusión al Tea Party americano (de porte ideológico ultraconservador en
el ámbito cultural, y neoliberal en el económico), algo así como el eco mediático
y social de esas ideas ultraconservadoras y neoliberales norteamericanas en
nuestro país.
Algo que no es
de extrañar, porque algunos de los periodistas de la cadena e invitados (en número
proporcionalmente superior) se expresan por la liberalización pura y dura de la
economía –cuando la desregulación de la misma ha dado lugar a crisis como la
que estamos padeciendo, en medio de grandes estafas bancarias y financieras-. Señalan
la conveniencia y necesidad de privatizar servicios públicos, entregándolos a
la pública almoneda de los capitales especulativos para engordar sus ámbitos de
negocios a costa de los ciudadanos, que veremos mermar el contenido y prestación
de estos servicios públicos al pasar a manos privadas donde el único objetivo
es el ánimo de lucro empresarial, en vez del interés general que ha de guiar la
finalidad de todo servicio público, como son los casos de la sanidad y la
educación, redundando en un empobrecimiento de la población, donde cada vez hay
más pobres en número y auténtico nivel de pobreza, y otro grupo social poco
numeroso cada vez más rico.
Es triste y
lamentable que en una cadena televisiva de la Iglesia, que podría dar una
palabra profética –como lo está haciendo el Papa y muchos cristianos- sobre los
tiempos que vivimos y los auténticos cambios de valores sociales que urgen, y
que bien podrían ser valores humanos –contenidos en el Evangelio-, en este “ágora
católico” esté ausente del debate y del análisis la Doctrina Social de la
Iglesia, la consideración del “bien común”, del “interés general” de la
sociedad, en vez del puro y duro ánimo de lucro y análogos planteamientos
individualistas del liberalismo y conservadurismo burgués, en vez de considerar
la situación desde el personalismo filosófico de personalidades como Jaques
Maritain, Romano Guardini, Henri de Lubac, y Juan Pablo II, entre otros; o del personalismo
comunitarista como Enmanuel Mounier, Nedoncele, Peguy, Martin Buber –desde el
humanismo hebreo-, etc. O sobre todo el corpus de la Doctrina Social de la
Iglesia con sus profundos contenidos.
Sin embargo, por
el contrario escuchamos la “doctrina Merlos” de un joven y enérgico periodista
que hizo un desafortunado alegato de los incidentes de los inmigrantes en la
playa del Tarajal de Ceuta, en que murieron quince seres humanos de color, que
con valentía ha denunciado el Obispo de Tánger –el franciscano Mons. Agrelo-
como “línea antievangélica”.
La Conferencia
Episcopal Española debería ir despertando de su prolongada siesta en la que
viene sumida sobre su autocontemplación permanente, y mirar a su alrededor
sobre el sufrimiento que está inflingiendo la crisis económica global,
reflexionar a la luz del Evangelio los actuales “signos de los tiempos”, y tras
ello actuar con urgencia solidaria en un entorno donde la caridad urge a
predicar al auténtico Cristo, con valentía denunciando las estructuras de
pecado instaladas en una economía falsaria, en unas relaciones sociales hipócritas
y antinaturales, para ser así coherentes con la fe que se predica y que se ha
de vivir, sin cuya coherencia nadie piense en acciones de evangelización. ¡Ya
no cuela en este tipo de sociedad, desengañada, y hasta cierto punto
desesperanzada….!.
Y sobre todo,
por favor, hagan caso al valiente obispo norteafricano y cambien la línea
editorial de 13TV, y de paso, también la de COPE Radio, adecuándolas a
criterios más evangélicos, más abiertos a la pluralidad de nuestra sociedad, y
a la línea posconciliar que se dio la Iglesia en el Vaticano II, aunque seguidamente
se archivara durante varias décadas, por miedo, comodidad, o posiblemente por
falta de auténtica fe.
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