domingo, 16 de noviembre de 2014

LA CONTROVERTIDA UNIDAD DE LA IZQUIERDA ESPAÑOLA


              La situación de las crisis económica y política, que ha hecho emerger a PODEMOS como opción de voto preferente en abierta competencia con el PSOE, para relevar al gobierno del PP y sus políticas de austeridad al dictado de la UE, demandaría una conveniente unidad de las fuerzas políticas de la izquierda, si quieren ser realmente alternativa política al PP.
                Pero no apreciamos que esa unidad se vaya a dar, al menos antes de las elecciones –aún cuando todavía quedaría un año para las generales-, y quizá sea prematuro pronunciarse dada la existencia de elecciones autonómicas y locales a medio plazo, que podrían servir de experimento real de demoscopia sobre la auténtica representatividad actual que posee cada una de las diversas opciones electorales de la izquierda española.
                Por un lado, el PSOE que ha estado en caída libre en pérdida de votos, parece que con la renovación del liderazgo en la persona del diputado Pedro Sánchez, y sobre todo en su decidida actitud de intolerancia ante la corrupción, parece haber despertado algunas esperanzas en cierta recuperación –que modestamente le reconocen las últimas encuestas y estimaciones de voto-, si bien no resulta suficiente para devolver al histórico partido de la izquierda española a opciones reales de gobierno en el Estado, y de forma desigual en municipios y autonomías. Acaso pesa sobre el mismo la herencia de la torpeza de las políticas de Zapatero en el inicio de la crisis que agravaron el grado de la misma (que tras más de dos años de ausencia de reacción del gobierno socialista, hizo que la crisis pasara de financiera a fiscal con un descomunal y peligroso incremento de la deuda pública, propiciada también por la pugna electoral con el PP por la imprudente bajada de impuestos, que hizo descender ostensiblemente la pública recaudación).
                IU ha realizado diversos experimentos de liderazgo que no han fraguado, por el voto posibilista y utilitarista de la izquierda hacia el PSOE, en otro tiempo, y por la inicial rigidez de esta formación en sus planteamientos políticos, así como su capacidad de fagocitar a las iniciativas políticas que se le acercaban para compartir cartel electoral. Y ello, pese a la profética previsión de su exlíder Julio Anguita, que por razones de salud, edad, e incomprensiones internas quedó relegado internamente. Pero sobre todo, el ansia de poder de algunos de sus cuadros dirigentes territoriales, le ha llevado a torpes alianzas en Andalucía, y o pactos tácitos en Extremadura, que les ha llevado a condescender con affaires políticos como los de los ERE´S en Andalucía, o el reciente de los viajes de Monago en Extremadura, mientras los responsables nacionales claman por la exigencia de dimisiones, donde sus correligionarios de las cúpulas de IU andaluza y extremeña hacen oídos sordos a ello. Algo que consideramos torpe, dada la reacción popular contra el exceso de casos de corrupción, que no está sabiendo gestionar políticamente bien IU, que además pone en cuestión el liderazgo de Cayo Lara, que ha acabado por “tirar la toalla” ante las próximas elecciones, acusando recibo de la falta de apoyo del electorado según las recientes encuestas, en que aparece eclipsada por PODEMOS.
                Por su parte, PODEMOS está viviendo un extraordinario crecimiento, tras las elecciones Europeas, en que las encuestas le catapultan a posiciones de opción de gobierno, si no en solitario, sí como opción de coalición, al tiempo que se está estructurando internamente, dada su reciente creación, lo que le está haciendo vivir un momento “dulce”, pese a los ataques de sus rivales políticos (especialmente de la derecha) que se antojan injustos y sobreactuados; si bien, habrá de calibrar y reflexionar mejor su posicionamiento político y su fórmula programática, pues entre un acertado diagnóstico político-social (naturalmente desde una perspectiva de izquierdas) y sus propuestas de solución hay una brecha que aparenta cierto grado de utopía, cuando no de improvisación. Al tiempo que habrán de elaborar sus peculiares y particulares programas políticos en los territorios autonómicos y locales a los que se proponga optar como fuerza política. Posiblemente, demasiado trabajo para el escaso tiempo que queda para las elecciones autonómicas y locales. Al tiempo que habrán de tener cautela y suerte en la nominación de sus respectivos candidatos electorales, pues a partir de ahora el tiempo político corre también inexorablemente para ellos, y empezarán a tener historia pública conocida, como las demás organizaciones políticas, con sus aciertos y errores.
                En esta situación, lo aconsejable para asegurar un éxito electoral (especialmente en las autonómicas y locales) podría ser una serena y exigente negociación entre estas fuerzas políticas de izquierda, para hacer frente a los dictados europeos de políticas de austeridad y recortes, que presagian una nueva recesión, y sobre todo a reconocer con sinceridad que el pacto de la transición ha quedado obsoleto, y habría que reformular el Estado del Bienestar para que no se colapse por inanición fiscal de las paradójicas políticas de bajada de impuestos mientras seguimos teniendo una astronómica deuda pública y un progresivo deterioro de servicios públicos aparentemente universales y generosos, pero arteramente descapitalizados y relegados, cuando no en venta pública sujetos a procesos de privatización. Al tiempo de generar una fuerza sólida de izquierdas que pueda aunarse con otras de países de la periferia de la UE que replanteen el giro neoliberal procapitalista del proyecto común europeo, cuyas virtualidades sociales se han perdido al dictado de los mercados financieros y sus políticos secuaces, rompiendo así el pacto social europeo tras la II Guerra Mundial que propició el nacimiento de la CEE, y que está obligando a los gobiernos nacionales de los Estados miembros de la UE a concretas políticas que restan soberanía a los Estados, y no facilitan la solidaridad de la UE sobre estos a modo de Federación o Confederación, y que ocluye cualquier agenda política que se salga del guión trazado por Bruselas.

                Aunque las tentaciones personalistas sean grandes, no se debería perder de vista el trabajar por la conformación de un frente de izquierdas que pueda replantear la agenda política europea y su consecuente aplicación en la política española, donde actualmente solo cabe seguir el guión de Bruselas según la decisiva influencia del proceso capitalista globalizador a través de los poderes fácticos financieros internacionales, que ha llevado a una progresiva degradación de la democracia occidental, y una general depauperización de la vida económica y social en el viejo Continente.

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