El Ministro de Justicia ha
anunciado su retirada de la política, al término de su mandato como Ministro,
en lo que dice haber colmado sus aspiraciones políticas de toda una vida, tras
de haber desempeñado altos cargos institucionales y en el PP, lo cual no ha
pasado desapercibido en este “caliente verano” que nos está dispensando la
clase política española.
La cuestión no ha dejado de
sorprender a los que han escuchado tan extemporánea como lejana declaración de
voluntad, que además no es la primera vez que Gallardón hace; naturalmente en
contextos personales y políticos distintos.
Centrándonos en el presente caso,
la afirmación de Alberto Ruíz Gallardón habría que ponerla en larga cuarentena,
pues largo lo fía, y actualmente en política –con la que está cayendo- no se
puede afirmar nada concreto más allá de lo inmediato, pues la dinámica de los
acontecimientos cambian por completo el escenario de análisis y la consecuente
toma de posición.
Pero además, en la actualidad
estas declaraciones se hacen en un delicado contexto político-judicial para el
PP, debido al affaire Bárcenas, que está poniendo contra las “cuerdas” al
mismísimo presidente del Gobierno, que a regañadientes va a comparecer ante el
Congreso a demanda de toda la oposición que piden algo más que explicaciones
formales sobre el affaire, con unas encuestas que muestran una caída del voto
propio del PP en torno al 60%, que son realmente las razones que llevarán a Rajoy
al Congreso –más que la petición unánime de la oposición política, que por sí
misma no cuenta con la mayoría para poner en aprietos a Rajoy-. Y en todo ese
contexto, hay analistas políticos que han señalado el más que conveniente
relevo de Rajoy en la Moncloa y en Génova, ante lo cual, dada la potencial
magnitud del affaire Bárcenas, se barajaba como potencial candidato al propio
Alberto Ruíz Gallardón, al que parece ser no le alcanzarían los efectos
destructivos del caso Bárcenas. En tal contexto, y a preguntas de un periodista
que así le señalaba como la sucesión posible, se produjeron las declaraciones
de Gallardón, anunciando su futura marcha de la política.
Naturalmente en ese contexto,
parece poco creíble, como poco razonable pensar que respondan a una meditada
intención de su autor de dejar la primera línea política, sino más bien, la
manera diplomática, elegante, de viejo superviviente político, para salir de
este atolladero de incierta resolución, en la que lo más recomendable es la
prudencia, y conforme a ella, “ponerse de perfil”, como más o menos ha hecho
Gallardón. Por consiguiente, no creemos que tal anuncio tenga un auténtico
valor decisorio. Como no lo tuvieron las declaraciones de su compañera
Esperanza Aguirre cuando dijo que abandonaba la política, sin que los hechos lo
hayan confirmado.
No hemos de perder de vista que
Alberto Ruíz Gallardón es uno de los políticos españoles en activo con mayor “vis
política”, que ha hecho una amplia carrera política, y que ha venido
persiguiendo el posicionamiento estratégico en el Partido e institucionalmente
para postular su liderazgo, que le ha llevado a más de una confrontación con
compañeros de su propio Partido, así conocidos son los desencuentros con
Esperanza Aguirre, su equidistancia con Génova, su acercamiento a Aznar y a Botella,
y sus maniobras para que Rajoy le incluyera en su ejecutivo. Por lo que no
creemos, que haya llegado hasta aquí, para abandonar ahora, precisamente cuando más cerca está de conseguir su logro
ante la acuciante crisis que tiene encima Rajoy, cuyo cierre definitivo pasaría
por su dimisión (ante unos amistosos SMS a Bárcenas que no hay por dónde
cogerlos), siendo ese el más que previsible momento de Gallardón.
Recordemos que el mismísimo San
Pedro negó tres veces…..
MENTIROSOS A GOGÓ: esta es la moral de nuestra clase política. Afirmar y negar casi al mismo tiempo y espacio, contraviniendo las leyes más simples de la lógica.
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