El
socialismo español está tan desnortado en la actualidad, que no acaba de
reconstruir su identidad, así pese a que el socialismo de toda la vida era
republicano, resulta que su adaptabilidad, su pragmatismo de amplio espectro ha
llegado a generar socialistas de pro –incluso en la propia Dirección- que se
manifiestan monárquicos, o como a algunos les gusta decir: “monarquicanos” –en ese
gusto por la ambigüedad adaptativa que tanta renta política le han sacado-.
Y hasta tal
punto esto es así, que acaba de abrirse una polémica tras las declaraciones del
secretario general de los socialistas catalanes, que en un gesto de sinceridad
se ha metido en un jardín sobre sus deseos monárquicos de abdicación del Rey
Juan Carlos a favor de urgir la accesión al trono del Príncipe Felipe, deseo
del que rápidamente se ha desmarcado la Dirección socialista de Ferraz.
Un patinazo
de este porte en estos momentos puede costar muchos votos, y consecuentes
disgustos, aunque la mayoría de los socialistas tengan manifiestas “querencias
republicanas”, parece que como dicen los snobs, ahora “no toca”.
Pero si
ahora no toca, con la que está cayendo, de extensión de corrupción que afecta
hasta a miembros de la propia Casa Real, a la mayoría de los Partidos
Políticos, con cientos de cargos públicos imputados por delitos de corrupción,
con una gravísima crisis económica con elevadísimas cifras de paro, con
tensiones territoriales de naturaleza separatista en Cataluña y País Vasco que
amenazan a la unidad del Estado, con una gravísima crisis política que presenta
colapsado el sistema constitucional de la transición; entonces ¿para cuándo
tocará?.
Como
también se hace más que evidente, que toca urgentemente una renovación auténtica
del PSOE –más allá del significado del acrónimo- en lo profundo de su
definición ideológica, de su toma de posición europea (sin entreguismos
europeístas), de su formulación socialdemócrata (de socialismo democrático
constitucionalista, defensor de los derechos y libertades públicas) pro-laborista
(interlocutor de la clase media trabajadora del país), internacionalista (en el
sentido de apertura frente al cierre del nacionalismo localista excluyente). En
definitiva las divisas identitarias e ideológicas de la socialdemocracia europea,
que tanta necesidad requiere la ciudadanía continental de que se restablezca a
la mayor urgencia, para contrapesar las arrasadoras políticas neoliberales que
están desmontando la “Europa Social”.
Pues como
el PSOE sea incapaz de hacer su necesaria catarsis para presentar un nuevo
liderazgo renovado y fuerte, posiblemente serán otros los que ocupen el hueco
que hasta ahora han tenido en el marco político español, pues lo demanda con
urgencia la sociedad española –sus votantes y no votantes- dado que lo necesita
hasta el propio sistema democrático.
Y
sinceramente, el discurso presentado en el debate del estado de la Nación por
el líder socialista no parece haber convencido ni a propios ni a extraños,
además es todo un síntoma de su falta de liderazgo real el hecho que le abran
un debate alternativo no previsto por él, desde sus propias filas, que le hacen
perder la iniciativa del discurso de los suyos. Algo realmente preocupante, y
sintomático de su falta real de liderazgo. Todo lo cual, habría de debatirse y
solucionarse en el seno del propio PSOE, en un profundo análisis ideológico, de
la situación, de posicionamiento y estrategia, que les haga salir del largo
letargo en el que parece que han caído.
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