La Diputada
socialista catalana Carmen Chacón ha tenido que “lidiar” esta semana una de las
faenas más complicadas de su carrera política, al tener que posicionarse entre
su partido de los socialistas catalanes (PSC) y el PSOE en esa, cada vez más
compleja, alianza que tienen ambas formaciones políticas, dada cuenta la deriva
de aproximación soberanista de los socialistas catalanes en confrontación con
las tesis de sus homólogos del resto del Estado.
Por tanto,
la Diputada Chacón tuvo que hacer extraños equilibrios para no contravenir la
lealtad a su partido que optó por votar a favor de admitir una consulta popular
sobre la independencia catalana, y la negativa de dicha consulta del resto de
los socialistas españoles; pues si como pretendía su grupo socialista catalán –integrado
en el grupo socialista del Congreso- votaba a favor de la consulta contrariaba
al resto del PSOE para el que se postuló recientemente como Secretaria General –y
que perdió por pocos votos de diferencia frente a Rubalcaba-, y con ello se
descalificaría para un nuevo intento de acceder al liderazgo de los socialistas
españoles, dada la debilidad de Rubalcaba y el progresivo deterioro del clima
político del país.
Como también le resultaba sumamente
inconveniente oponerse a sus propios compañeros catalanes, que le acusarían de
desleal, y le harían bastante difícil la continuidad en su actual puesto
político como Diputada por Cataluña.
Por ello,
optó estratégicamente por no votar – a modo de abstención-, como posición
testimonial de desacuerdo con sus compañeros catalanes, pero sin llegar a
afrentarlos con un voto totalmente contrario, al tiempo que ese tipo de
abstención tampoco se oponía a la posición del PSOE –aunque no la secundaba-.
Con tal
estrategia pretenderá ganar tiempo desde su actual ubicación, para que pase la
tormenta, y quede lo más indemne posible, de manera que esta posición le
permita retomar próximamente su pretensión de liderar el socialismo español.
Aunque para muchos suponga una debilidad importante, cuando no un
inconveniente, al no haber tomado una clara posición a favor de la mayoría
socialista, y en consecuencia pudiera suponer un grave impedimento para liderar
un proyecto político del que no se ha hecho una clara defensa, sino emergiendo
desde la ambigüedad calculada.
Pero sin
embargo, otros apuntan que precisamente Carmen Chacón nunca ha manifestado
dudas sobre sus convicciones sobre la Nación española, como lo pudo manifestar
cuando fue ministra de defensa, y una de las mejores ministros del Gobierno de
Zapatero. Y aunque a alguno le cupiera alguna duda al respecto, su posición
inicialmente antisoberanista de Cataluña, posteriormente condicionada por la
abstención, lejos de ser un obstáculo para asumir el liderazgo de los
socialistas españoles, puede ser una virtud en tanto que puede articular –a modo
de bisagra- una combinación de las sensibilidades española y catalana, dentro
de un marco federal de Estado que ahorme un proyecto comunitario español
solidario y contributivo, frente al nacionalismo separatista insolidario.
Pues como
decía el líder socialista extremeño, Fernández Vara, el PSOE sin el PSC tiene
un problema, pero el PSOE sin Cataluña tiene un problemón. El auténtico
problema español ahora sería su desmembración, y si los buenos oficios de
Carmen Chacón contribuye a que los espíritus de los socialistas catalanes se
reencuentren ideológicamente y en un proyecto internacionalista común, sería no
sólo una buena labor para los suyos, sino un excelente servicio al Estado.
Además su
claridad expositiva en no pocos problemas de la política actual española, como
el supuesto de la sujeción a la ley de transparencia de la Casa Real y su
planteamiento sobre algunas conductas no edificantes de algunos de sus
miembros, así como la advertencia sobre el particular para la continuidad de la
misma, no dejan lugar a dudas, además de sintonizar con el sentir general de la
ciudadanía libre.
En
consecuencia, lejos de perder peso político, creemos que Carmen Chacón refuerza
sus posiciones y su solidez política, nada desaprovechable.
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