viernes, 31 de enero de 2014

EL “PP O LA NADA”: LLAMADA DE ARREBATO DE COSPEDAL


                La Secretaria General del PP, Mª Dolores de Cospedal, ha dicho que en la situación actual sólo cabe el PP o la nada, en alusión a que cualquier solución a la crisis española actual pasa por ellos, de forma invariable y casi apocalíptica, que recuerdo los avisos de los “salvapatrias” cuando afirman que la alternativa es “o ellos, o el caos”.
                Afirmaciones de este tipo traen a la memoria la trágica afirmación sartriana del “ser y la nada”, en lo que supone la aparición de la “angustia sartriana” de porte existencialista, que a otro nivel –y acaso parangonándola- Cospedal trata de transmitir a la sociedad una angustiosa disyuntiva “o el PP o la nada”. Dilema, que pese a su dramática apelación, en absoluto es cierto, y por consiguiente supone la transmisión de tensión a la ciudadanía, para acaparar la atención en unos momentos en que el PP da signos de agotamiento ideológico y de rupturas internas, que están dando lugar a la emergencia de nuevas opciones políticas de derechas en España, como es el proyecto de Ortega Lara (VOX), que les retiraría la exclusiva de la representación política de derechas, a la que no parece hayan atendido convenientemente.
                Por tanto, en ese contexto de ruptura interna y probable pérdida de la mayoría absoluta, se ha de entender el agónico mensaje de la líder popular (“o el PP o la nada”), pues la aparición de VOX, y la probable extensión a todo el Estado del Movimiento Ciudadano con el Partido Ciudadanos de Albert Rivera, hace que gran parte del electorado de centro y derecha –que venía votando al PP- se empiece a diversificar entre esas tres opciones, ante una gestión de gobierno del PP bastante cuestionable, no sólo en los planteamientos electorales olvidados, sino también en una indefinición de la defensa del modelo territorial del Estado más vertebrado con freno contundente al nacionalismo secesionista, una contradictoria política terrorista –respecto de lo que venían diciendo en la oposición-, y unas aventuras privatizadoras de servicios públicos esenciales (educación y sanidad) que la sociedad y los profesionales afectados no llegan a entender y menos compartir como supuesta panacea de los problemas económicos de sostenibilidad de los mismos, en lo que supone un claro cercenamiento del Estado Social.
                En ese panorama, la gran clase media española se ve paulatinamente atacada y depauperada, sin que la economía progrese más que para los grandes capitales y las finanzas especulativas (como siempre, y especialmente en cualquier crisis, pues a “río revuelto….”). Y por consiguiente, parece que esa clase media menguante empieza a tomar conciencia de movilización, y en consecuencia a tomar posiciones más activas –ante su tradicional pasividad- optando por otras opciones políticas que le aseguren la estabilidad que el PP no parece asegurarle en el orden práctico.
                Consecuente con todo ello, ha sido la marcha de importantes y significativos dirigentes del PP como Alejo Vidal Cuadras, o Santi Abascal, o el plante de Mayor Oreja  (en tono más ambiguo), los desplantes públicos de Aznar y la ausencia de estos últimos de la Convención de Valladolid, en lo que recuerda viejos episodios de intrigas internas de la extinta UCD en el poder.
                Y si todo ello, lo unimos a una contumaz crisis económica –que aunque apunte un cambio de tendencia- aún persiste con la gravedad y el drama de un paro próximo al 30%, y a un 25% de economía sumergida, con pérdida de renta de la mayoría de los que conservan su puesto de trabajo; no parece que sea muy adecuado, ni honrado “lanzar las campanas al vuelo” anunciando la superación de la crisis económica, con fines marcadamente electoralistas para “coger oxígeno” y salvar el bache.

                De manera que lamentablemente, concluimos que mientras la “gaviota pelecha”, el PSOE hiberna como los osos en invierno –y todo lo deja pendiente a las primarias de otoño-. ¡Realmente es preocupante….!. 

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