Las
elecciones autonómicas catalanas han supuesto un fracaso para las tesis
soberanistas, pues juntando todos los votos de los partidos que las postulaban
no llegan al 50% del voto, aunque rozan esta proporción en escaños atribuidos.
Pero con esa exigua mayoría no se puede legal ni racionalmente acometer una
deriva secesionista, ya que falta
auténtico apoyo popular.
Aún así,
contar enteramente el voto de CIU como voto soberanista es una excesiva
concesión a la intención de voto de la base electoral de esta coalición
nacionalista, pues representa a la burguesía de derechas catalana, que en
absoluto coincide con los planteamientos políticos de ERC –voto de izquierda
republicana- que por la frivolidad de la Dirección de CIU ha cogido una fuerza
considerable pero poco compatible para coaligarse mutuamente, por su gran
distancia en los respectivos planteamientos políticos.
Consecuentemente
se constata el fracaso de Artur Más, tanto en la convocatoria de elecciones
anticipadas, como en su planteamiento independentista, que le ha hecho perder
más de una decena de diputados, pese a ganar pírricamente unas elecciones con
un planteamiento secesionista que se compadece mal con los exiguos resultados
electorales del mismo.
Así las
cosas, si hubiera “vergüenza política”, Más debería haber presentado la
dimisión de forma inmediata al cómputo del escrutinio electoral, y haberse
retirado de la vida política, pues no sólo se ha equivocado de par a par, sino
que ha llevado a cabo una nefasta política gubernamental con graves recortes
sociales en una situación de precolapso de su autonomía, a cuya ayuda ha tenido
que acudir el Estado poniendo ingentes sumas de dinero para seguir con los
dispendiosos gastos del gobierno de Mas, el mismo que con desleal desvergüenza
planteó una infame campaña electoral sobre la mentira que “España les robaba la cartera a los catalanes”. ¡Tiene bemoles…!.
Aún así,
Más sigue todavía intentando formar gobierno y seguir como si no hubiera pasado
nada. Incluso con la oferta del voto de ERC –condicionado a la próxima
celebración de un referéndum independentista- trata de formar un gobierno
minoritario y débil que será incapaz de sacar a Cataluña de la crisis, por lo
que de la mano de la izquierda independentista catalana volverá a las andadas
secesionistas, mientras el Gobierno de España trata de minorar el problema
ignorándolo públicamente e inyectándole dinero disimuladamente, en una timorata
medida política de gobierno, que en breve le volverá a afrentar pese a los
apoyos económicos.
De igual modo,
otros partidos como el PSC ha bajado en representación fruto de su ambigüedad
política, en tanto que Ciudadanos ha subido, el PP se ha mantenido –si bien en
el concurso de mayor número de votantes, ha bajado levemente en el porcentaje
de voto- lo que también revela que no se puede estar en “misa y en la procesión”,
pues pese a criticar a CIU apoya su investidura, sus presupuestos, y saca
algunos nombramientos en cargos institucionales como la Diputación de
Barcelona, y otros.
Por tanto,
quedaría como conclusión que fallido el primer intento, el nacionalismo
secesionista pasa a reorganizarse para acometer un nuevo intento próximamente
con el anunciado referéndum. Lo cual, lejos de solucionar el conflicto, lo
aplaza con signos de enquistamiento, ante la flojera del Gobierno del Estado que
mira para otro lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario