jueves, 11 de noviembre de 2010

LA CONTROVERTIDA REFORMA DE LA OFICINA JUDICIAL

La Justicia en nuestro País, en los últimos treinta años, está sometida a un proceso de cambio continuo, o “perpetuum móvile”, para que en definitiva no cambie nada, al menos en el resultado último del producto de la misma, consecuente al servicio público que desempeña, puesto que sigue siendo lenta, costosa, y en gran medida ineficaz.


Tras lo cual, ahora se emprende una nueva reforma de la oficina judicial, de forma que los Juzgados, que mal que bien funcionaban en su “caos natural” pero que en el fondo mantenían un “instintivo orden” dentro del caos. Actualmente, se han convulsionado, por la desorientación que se ha generado con la implantación del nuevo sistema de organización, en el que se reestructura toda la oficina judicial, que salvo algunos apoyos concretos a los órganos judiciales, pasa a ser una administración común a todo el aparato judicial, generándose a semejanza de la organización de la Administración Civil, los servicios, secciones, negociados y equipos, en los que se reubicarán todos los efectivos funcionariales.

Todo este novedoso sistema para la Administración de Justicia, que no para el resto de las Administraciones Públicas, ha generado la natural zozobra de los cambios profundos entre el funcionariado afectado, generándose importantes dudas sobre la eficacia de la nueva medida, que sólo parece ver la línea de mando (entre el Ministerio de Justicia y el TSJ), pues en el plano de funcionarios base el pesimismo les abate, fruto del desconcierto sobre el profundo cambio de organización y nuevo rumbo marcado.

No obstante, el optimismo oficialista empieza por reconocer que no se apreciarán los benéficos efectos pronosticados a esta reforma hasta que no transcurran al menos seis meses. Así que siendo realistas no esperemos nada antes de un año. Y aún así, ya veremos….

Naturalmente esta zozobra no sólo la padecen los funcionarios de justicia, sino también la abogacía y la procuraduría, cuyos resultados profesionales pasa en gran medida por el buen funcionamiento del servicio público judicial, que si ya venía dando problemas, actualmente en esta etapa se han agudizado estos, aunque sean meramente transitorios, pero a lo que se ve no van a ser meramente coyunturales, sino que la “travesía del desierto” se promete larga.

Por otra parte, hay que reseñar que la Región de Murcia es pionera en la implantación de la nueva oficina judicial, algo que los máximos responsables de gobierno del TSJ parecen haber asumido con especial arrojo, pero que también les puede dar algún que otro quebradero de cabeza. Ya se sabe aquello de que “prestarse voluntario” jamás; pues es más cauteloso ver los resultados experimentales en cabeza ajena.

En cualquier caso, seguiremos atentos a la marcha de este proyecto, que parece no contar con el apoyo sindical, que en el día de ayer –en que se puso en marcha el proyecto-, ya manifestaron sus protestas especialmente por la incertidumbre y precipitación con que se estaba desarrollando este proceso en Murcia.

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