sábado, 5 de noviembre de 2011

ARRANCA LA CAMPAÑA DE LA INDIGNACIÓN



Ya se ha iniciado la campaña política para las próximas elecciones generales del 20-N, dándose comienzo a la tradicional liturgia de pegada de carteles, mítines, y mensajes diversos de los diferentes grupos políticos que pugnan por el poder del Estado, en unos difíciles momentos económicos y políticos, que conllevan a un crispado mensaje que transmite indignación, cuando no rebeldía, aunque estimada en forma y perspectiva diferente según el grupo político que se trate.
La crisis económica que nos aqueja está abatiendo el “Estado del Bienestar”, cuyos benéficos efectos sociales, han sido incapaces de defender los socialistas con Rodríguez Zapatero al frente de un gobierno que ha cometido graves errores, que pasan por la negación casi continua de la crisis durante los dos primeros años de aparición, y en consecuencia, por adoptar tardía y erróneamente medidas económicas que no sólo no han aprovechado para menguar sus efectos, sino que los ha agravado. Para acabar aplicando al dictado unas medidas económicas de austeridad impuestas por la UE –que van en contra del propio predicamento del PSOE, de su cosmovisión social, del mantenimiento del “Estado del Bienestar”-; ante lo cual, Zapatero no tuvo la grandeza política de haber manifestado su disenso, y haber convocado elecciones anticipadas. ¡Este fue su segundo gran error!. Cuyas consecuencias, en forma de debacle electoral le anticipan las encuestas a su sucesor, Alfredo Pérez Rubalcaba, que siendo parte del Gobierno de ZP no puede negar su coparticipación en tan graves errores. Lo que le hace poco creíble en sus propuestas electorales, en cuanto a lo que de solución a la crisis pueda aportar.
Por otro lado, está el PP, con Mariano Rajoy a la cabeza, al que las encuestas dan por ganador y futuro Presidente del Gobierno de España, pero también hemos de reconocer que Rajoy y su grupo político, presentan claro-oscuros en su mensaje y credibilidad política, dado que fueron abiertamente beligerantes con el Gobierno de ZP, en momentos en que la razón de Estado y la prudencia hubiera aconsejado que les hubiese apoyado en la formulación de un “Pacto de Estado” de todas las fuerzas políticas para hacer frente a la crisis, y sin embargo, optaron por seguir con su política de “acoso y derribo”, hasta que prácticamente lo han conseguido. El problema es que no estarán muy legitimados para pedir colaboración de sus oponentes, cuando ellos no la dieron a estos con anterioridad. Así que se les augura una gobernabilidad en manos de los “tarifarios nacionalistas” –que naturalmente, pasarán “cara tarifa” por sus apoyos y servicios-. Pero al propio tiempo, también hay otro inquietante factor de insolvencia política –en la prédica de austeridad de Rajoy-, que viene de la constatación del despilfarro y de la mala situación económica que tienen algunas Comunidades Autónomas gobernadas por los populares, y sobre todo el Ayuntamiento de Madrid, a cuyo alcalde además se le premia con su anhelada promoción política.
Además el origen de la crisis parte del mundo del libre mercado financiero, afín al neoliberalismo que está más próximo a las posiciones políticas y económicas del PP que del PSOE, aunque haya puesto de manifiesto la incapacidad del Gobierno socialista en detectar y hacer frente a la crisis, pero el origen viene por la desregulación de los mercados financieros que ha dado lugar a “la ley de la selva” en la economía internacional globalizada.
Sin embargo, pese a las aparentes diferencias de posición entre PP y PSOE sus actuaciones en el terreno de la práctica política no ha diferido sustancialmente, pues estos últimos han aplicado recetas de austeridad –impuestas por la UE- en las que el PP pretende incidir, con lo que supone de riesgo de que se afecte el “Estado del Bienestar”; y esto último es lo que activa –aparentemente a los socialistas- en su pretensión de defensa del mismo, y de no aplicar ajustes duros que comprometan la viabilidad de medidas sociales. Por lo que, entroncando con la idea del “movimiento de los indignados”, el PP se manifiesta indignado por la mala gestión socialista de la crisis, y los altos niveles de paro generados; en tanto que el PSOE trata de señalar su indignación por el peligro de supresión del “Estado del Bienestar”, alentando a la ciudadanía a pelear por los derechos conquistados.
Pero como el sistema político español, aunque esté previsto para que se desarrolle en términos bipartidistas, también contempla otras opciones, que además de las nacionalistas –que siempre barren para su casa- conllevan por su extensión e influencia, a Izquierda Unida (IU) que es la que ha tratado de coger el relevo del “movimiento de los indignados” para postular una ruptura del actual encuadramiento político de la UE, apostando por la rebeldía real de los trabajadores frente a esta Europa mercantilista en un entorno globalizado que ha traído esta crisis económica, y plantea una seria crisis política de ejercicio de soberanía de los respectivos Estados, y de eficacia para la resolución de los problemas que ha planteado. Sería pues, un “voto a la desesperada”, un “voto rupturista” en la búsqueda de soluciones drásticas.
También aparenta estar en proceso de crecimiento el partido de Rosa Díez, Unión Progreso y Democracia (UPyD), que habiendo nacido como una escisión del PSOE, va tomando su propio rumbo político en una posición de centro izquierda, una decidida labor de defensa del Estado Nacional, postulando importantes y necesarias reformas de Estado (como el caso de la reforma de la ley electoral, la del Estado de las Autonomías, la reversión al Estado de la educación y la Sanidad, la defensa de la política lingüística del español en todo el territorio del Estado, etc.), algo que tanto el PP como el PSOE cuando han gobernado, han mantenido en ambigüedad por las cesiones que han tenido que hacer a los nacionalistas catalanes y vascos, en perjuicio de la propia Nación española. Y que también manifiestan su indignación por el actual estado de cosas en nuestro país, por la marginación a la que les condena el sistema electoral al primar a los partidos mayoritarios, y por las denuncias de hipocresía que hacen sobre las políticas del PP y del PSOE que han conseguido hacer de la política algo propio de la estructura partitocrática, dejando al margen a los ciudadanos de sus propios intereses públicos. Quejándose de la fórmula del debate televisivo sólo entre Rajoy y Rubalcaba, tachándolo de falsa electoralista.
Por consiguiente, asistimos a un nuevo periodo electoral en el que el punto de arranque tiene como común denominador la crispación por la crisis económica y el desencanto de la mayoría de la ciudadanía con la política y los políticos, a los que sigue considerando uno de los principales problemas del país. Algo que es sumamente grave en una democracia, por cuanto la deslegitima y abre la vía a otras posiciones ultramontanas que acaban siendo mucho peores que los problemas que dicen arreglar. Así pues, esperemos que haya sensatez por parte de los políticos y del cuerpo electoral y se acierte en reorientar el rumbo de la nave del Estado, que va a la deriva.

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