jueves, 17 de noviembre de 2011

LA TIRANÍA DE LOS MERCADOS



Las turbulencias de la crisis económica no dan tregua a los países de la UE que están siendo diezmados por los ataques de los mercados, la especulación financiera, que so pretexto de inestabilidad –más artificial que aparentemente real-, encarecen exponencialmente el crédito, con lo que la espiral de degradación económica y social se antoja imparable, porque imparable es el “acoso y derribo” al que los mercados someten a los países en posición económica o política más débil.
Tal es así que incluso los mercados financieros –esos poderes fácticos- que rigen nuestros destinos, que se están cargando la unidad europea, con las acometidas a las economías más débiles de la UE, han llegado a derribar gobiernos, e imponer otros que más les acomodan, como hemos visto en los casos de Grecia e Italia, y que están incidiendo seriamente en la agenda de la campaña electoral española, imponiendo sus implacables condiciones al gobierno que resulte.
De forma que la economía está incidiendo y determinando la política en los países de la UE, algo que no se nos antoja casual precisamente, pues no suelen concitarse las fuerzas económicas en una magna operación de acoso y derribo al euro de forma totalmente circunstancial. Sino que parece responder a un “macropulso económico” mundial que le está echando el capitalismo económico a la UE para eliminar su creciente emergencia como bloque político y económico compacto de primera línea del orden mundial. Pero también, constatamos que la unidad europea se ha mostrado sumamente débil, al no reaccionar contundentemente, desde el primer momento, como un bloque compacto, para evitar estas acciones de acoso, y defender a sus miembros que se encuentran en situación más comprometida. Por el contrario, los países que están en posición económica más fuerte de la UE muestran una actitud rémora para ayudar a los más débiles, incluso están hablando de sanciones, limitaciones de soberanía, e incluso de suspensión de voto y capacidad de decisión y gobierno en la UE, como hemos podido apreciar de las últimas declaraciones de uno de los representantes del gobierno finlandés. Haciéndose así eco de la “tradicional ética calvinista” cuyas esencias captó y alimentó al capitalismo, según puso de manifiesto Max Weber; que en definitiva, postula el premio a los virtuosos y abnegados, y reserva el castigo para los díscolos y disolutos.
Incluso no faltan sugerencias de retomar la Europa de dos velocidades. Algo que si realmente sucediera, debería plantear el abandono de este constructo de mercaderes, que acaba por renunciar a la idea de la Confederación de ciudadanos europeos, en estado de igualdad. Pues tales abandonos, también conllevarán una dura factura para los “virtuosos”. Que tanto dinero también han ganado gracias a los mercados del sur, actualmente en dificultades.
Todo esto nos parece una subversión democrática, que deslegitimará los gobiernos que actúen de espaldas a sus ciudadanos, como meros recaudadores de los acreedores que controlan el poder político y económico europeo. Así que, la pretendida eficacia financiera, que no sea respetuosa con el mantenimiento de derechos sociales, y con la necesaria restauración del crédito en nuestras sociedades, no se contemplará por la ciudadanía afectada como justa. Por tanto, la recuperación económica ha de compaginar los proyectos de devolución de deuda, con los proyectos de reactivación económica que permita poder pagar la deuda, y vivir dignamente.
No se puede someter a las sociedades a un castigo derivado de una deuda, cuya gestación ha venido de las propias estructuras financieras mundiales, de su falta de regulación y control público, que ha dado con una espiral de pérdidas en bancos, que han retirado el crédito habitual, habiendo paralizado la economía de nuestros países. Y en ese colapso, es donde se encuentran, tanto las Instituciones Públicas, como los mismos ciudadanos. Los cuales, de no haberse parado la economía, seguirían respondiendo a sus compromisos de crédito, según los plazos pactados. Luego, la banca europea, especialmente la alemana y francesa – comprometida en el cobro de créditos difíciles-, deberían de facilitar la recuperación para que vuelva a dinamizarse y normalizarse la economía en Europa.
Y por otra parte, el eje franco-alemán que rige la UE debería de haber sido más ágil en las políticas solidarias de defensa de las economías europeas más débiles, debería de haber puesto en marcha un nuevo “Plan Marshall” para hacer frente a esta situación. Al no hacerlo, e ir por libre, actuando ahora de interventores de las economías en dificultades, asumen sólo el roll de defensa de su banca, antes que la propia previsión de viabilidad de la actual UE.
Todo ello ha contribuido a que los “tiburones financieros” hayan vuelto a desestabilizar las economías española e italiana con el incremento tan desproporcionado de las primas de riesgo, sin que ya se contenten con los relevos gubernamentales.
¡Inaudito…!. De seguir así, asistiremos a nuevas intervenciones, que suponen cesiones de soberanía, desprestigio, debilidad política y esclavitud económica. Probablemente estemos ante los “estertores de la UE”, especialmente si consiente que acabe por generarse esa nefasta situación en su propio seno. Algo que los EEUU han conseguido evitar en su propio país, pese a las dificultades por las que también han estado atravesando.

2 comentarios:

  1. El análisis es estupendo. Pero yo me pregunto si realmente merece la pena mantener una Unión Europea con dirigentes, asumiendo que son los países con más capital los que deben marcar las directrices. ¿Se ha de tratar pues de una Unión Financiera en la que los ricos dirijan a los pobres y éstos a su vez se dejen dirigir?. No me gusta esa Europa, con todos mis respetos.

    ResponderEliminar
  2. Lo cierto es que estoy un poco harta de los psoistas a ultranza que justifican las medidas antisociales amén de capitalistas del Sr Zapatero arguyendo la presión a la que éste se encontraba sometido por parte de los dirigentes europeos. Si el lema es "todo por Europa pero sin Europa" no me siento representada en absoluto. ¿Cómo se puede aceptar la derogación de derechos sociales consolidados a fuerza de luchas de los trabajadores, simplemente porque Europa lo exige?, ¿por qué Europa no se plantea primero la derogación de tantos y tantos privilegios injustos?. Europa está desconocida, Europa se ha dejado llevar por la idolatría americana al capital y ha olvidado el que antaño fué su norte: la consolidación de un estado social y de derecho. Europa ha perdido su identidad, como muchos de sus estados integrantes, porque así lo exigía la globalización (término que nadie tiene ni idea de lo que significa y las consecuencias que tiene). En esa Europa no me reconozco.¿Por qué habría de luchar por ella?

    ResponderEliminar