sábado, 30 de abril de 2011

UN PRIMERO DE MAYO CON UN PARO DRAMÁTICO EN ESPAÑA



                Este año asistimos al primero de mayo, fiesta del trabajo, y de reivindicación de los derechos laborales y sociales, con casi 5 millones de parados en España (en torno al 25% de la población activa en paro, el mayor de la UE), en plena crisis económica que está asolando la economía española y con unos recortes sociales impropios de un Estado del Bienestar, y de un gobierno socialista.
                Hace tiempo que este gobierno de Rodríguez Zapatero se vio sorprendido por una crisis que negó hasta la evidencia, ante la que reaccionó tarde y mal; para al final, asumir unas medidas económicas impuestas por Alemania –una de nuestros principales acreedores- de porte neoliberal, que acabó por aplicar de forma vergonzante –pues previamente se había negado que se llegaran a tomar dichas medidas-, con una moderada y comprensiva contestación sindical.
                A partir de ese momento, evidenciamos a un presidente del gobierno de España “políticamente tocado”, pues ya no convencía ni a propios ni a ajenos; y lo que es peor, había perdido literalmente los “papeles” del guión de gobierno, pues acabó por decantarse por una política económica impuesta desde fuera, que no era su propia política económica. Algo que se ha reflejado en los actos importantes de gobierno, donde Zapatero empezó a tomar un segundo plano en la política nacional, a favor del valido Rubalcaba, hasta que finalmente por voluntad propia o inducida por el entorno y un básico realismo, le llevó a Zapatero a anunciar que no volvería a presentarse a la reelección para un nuevo mandato. Lo cual, abre el procedimiento sucesorio en el socialismo español, pero al continuar al frente del ejecutivo de la nación, hace que la dinámica política sea de mayor incertidumbre, de mínima contención, y de escasa proyección futura, a la espera del que “haya de venir..”, sea del partido que sea.
                A tal punto, que vemos que las políticas que se anuncian, y en algún caso se aplican, no acaban de dar el giro auténticamente deseable para la economía española. Lo cual pone de manifiesto, que ya no valen con medidas light, o meramente cosméticas, sino con la implantación de auténticas reformas estructurales en el ámbito laboral, en el energético, y en el económico financiero en general, que implanten lo que realmente demanda nuestra posición en un mundo globalizado y ultracompetitivo, y sobre todo que nos pueda poner al ritmo de la economía de la UE, pues hasta tanto esto no suceda, las medidas de la UE no acabarán de ser ni benéficas, ni aplicables en España por habernos quedado en una escala inferior.
                Si bien, todo lo anterior, requiere de decisiones políticas de alcance, compromisos sociales, consensos, y naturalmente el temido desgaste hasta que no aparezcan realmente los “brotes verdes” de la nueva economía española. Algo que al parecer, en el PSOE le han dejado a Zapatero –por estar ya quemado, evitando así que se queme otro-. Aunque no es una labor que haya de hacer un “quemado” en poco más de un año de legislatura que queda. Pero la situación ya resulta trágica y requiere medidas urgentes; por cuyo motivo, lo honesto y razonable es que se diera un adelanto electoral, que podía haber coincidido con los comicios autonómicos y locales, pero ya que no ha sido así, no debería pasar del próximo otoño.
                Así ese adelanto electoral supondría que la ciudadanía tomara auténtica conciencia de la gravedad de la cuestión, y que los partidos políticos –especialmente los mayoritarios- actuaran con lealtad institucional y patriotismo, acometiendo un periodo difícil de reformas políticas, económicas y sociales, que vuelvan a dimensionar el aparato político y burocrático a las auténticas necesidades del país, recortando las Administraciones Públicas, los cargos políticos innecesarios, retirando subvenciones improductivas –salvo las necesarias medidas sociales-, y redifiniendo el caótico “Estado de las Autonomías”, en beneficio del fortalecimiento del “Estado Social”, regenerando la vida pública, modificando la ley electoral –especialmente en lo tocante al sistema proporcional, e incluyendo un sistema de listas abiertas en los procesos electorales-, eliminando el Senado –auténtica Cámara retardataria, de lujo pues carece de auténtica finalidad efectiva-, y tantas otras cuestiones, que requiere nuestro país, para evitar que siga a la deriva, en un proceso de zozobra imparable.
                Y para ello, esperamos que también los Sindicatos españoles estén a la altura de las circunstancias y evolucionen del caduco sistema implantado –especialmente en los mayoritarios-, pues se trata de una institucionalización análoga a la Central Nacional Sindicalista (CNS) franquista, que funciona con un aparato burocrático subvencionado por el Estado, que no llega a tener la espontaneidad que los sindicatos de clase tuvieron en su inicio, y que también les condiciona considerablemente su grado de actuación. Pues, sin ir más lejos, este primero de mayo, con los dramáticos datos de paro, no hay nada que festejar y sí mucho que reivindicar. Pero sin embargo, el bajo tono de protesta y reivindicación de nuestros sindicatos, para que el gobierno y las fuerzas políticas consensuen soluciones que eviten la “caída libre” en la que está entrando España, nos pone en la pista de la incomodidad en la que se mueven, entre la gratitud a un sistema político que los sustenta y las urgentes demandas sociales que demanda la realidad del trabajo actualmente, donde el empleo que se destruye no acaba por recuperarse, dando lugar a un paro poco reciclable y a un sistema de empleo inflexible e ineficiente.
                Pero por el contrario, nos encontramos mañana con tibias convocatorias sindicales para la celebración de este primero de mayo, dando un bajo perfil de responsabilidad por la escasa respuesta al dramático dato del paro, al que parece que responden con la frialdad del burócrata, más que con la sensibilidad y solidaridad que tradicionalmente ha solido tener el sindicalismo. Siendo algo, que también habrán de revisar para el cambio necesario, si quieren seguir subsistiendo al margen de la subvención pública.
                ¡En ello, nos va a todos…..!

LA SATRAPÍA SIRIA



           El régimen sirio, o más bien la República Árabe de Siria, basado en el Partido del Renacimiento Árabe Socialista (Partido Baaz), desde el año 1963 gobierna el país bajo la anómala situación de una declaración de emergencia, y desde 1970 el presidente del país ha sido de la familia Assad (Hafez al- Assad) y actualmente su hijo Bashar al-Assad, erigiéndose en una auténtica satrapía, en la que no sólo no existen los derechos políticos del mundo libre, sino que tampoco se respetan los derechos humanos, a la vista de cómo resuelven a tiros las manifestaciones de protesta contra el régimen, que ya llevan varios centenares de muertos acumulados para vergüenza de un régimen que tiene todos los perfiles de un fascismo populista autoritario de tipo nacionalista árabe.
            El régimen sirio siguió la estela del nacionalismo panarabista de su época de constitución, ubicándose en la órbita del bloque socialista, en la zona del conflicto permanente árabe-israelí, habiendo tenido un importante peso en el mismo, y por consiguiente en la geo-estrategia de la zona. Cuestión que aún mantiene, pese a la caída del bloque comunista, pero que en su posición está gradualmente girando, tras la derrota de sus homólogo iraquí, con un progresivo y peligroso acercamiento a Irán. Pues más allá de las diferencias ideológicas de base, los intereses comunes en la zona les llevan al entendimiento, que para el equilibrio de la zona y los intereses de occidente resulta nocivo, especialmente si el régimen sirio mutara –huyendo hacia adelante- hacia un islamismo radical, pese a su consideración inicialmente laico.
            En cualquier caso, se evidencia el hartazgo de la población siria ante un régimen autoritario –que como en otros países árabes- está cerrado a cualquier evolución democrática que lleve a una mayor participación ciudadana, y a la búsqueda del progreso económico y social que su población constata en los países occidentales, y que ha determinado la revolución del a llamada “primavera árabe”, con los resultados aparentemente exitosos, pero realmente inciertos de Túnez, Egipto y Yemen del Sur. Y que mantienen en un conflicto armado abierto en Libia, y un proceso de insurrección en Siria, de difícil previsión, y de fácil contagio al resto de regímenes análogos de su entorno etnogeográfico.
            Con todo, el conflicto sirio y la forma de su afrontamiento por parte del gobierno de Bashar al-Assad, con los cientos de muertos civiles tiroteados en manifestaciones públicas, que lleva contabilizados, está demandando algo más que una simple condena por parte de los países democráticos, en particular, y de la comunidad internacional, en general, por más miedo que se tenga de una más que probable alianza sirio-iraní.
            Y desde luego, pone de manifiesto cómo el movimiento panarabista, nacionalista de peculiar porte socialista (de Nasser, al-Assad, o Sadam Husseín) fue una primera respuesta política de identidad organizativa, tras el general proceso de independencia de estos países, pero desde luego anduvieron muy lejos de instalar regímenes democráticos, sino más bien fueron la estructura de poder que montaron los nuevos líderes para instalarse con apariencia democrática y republicana, pero en realidad funcionaron como auténticas dictaduras, en algunos casos reflejando el porte “monárquico” por el orden dinástico sucesorio de la máxima magistratura en la propia descendencia, de forma incontestable por parte de la población.
            Pero desvirtuado el sistema, con el paso del tiempo, e incluso deslegitimado por sus propias acciones y rechazo popular, la tentación de “autogenerarse” en una línea islamista –que tiene su fácil venta en el momento actual-, parece grande. Por ello, Occidente tendría que apoyar a los insurgentes, para ayudarles a conseguir un sistema libre y democrático, y sobre todo evitar el giro de un “régimen amortizado” hacia un islamismo radical, claramente contrario al orden internacional e intereses de occidente, no sólo en la zona, sino en el equilibrio y la paz mundial.

lunes, 25 de abril de 2011

KAROL WOJTYLA: UN HOMBRE JUSTO


Karol Wojtyla, que accediera a la cátedra de San Pedro como Juan Pablo II, fue un hombre justo, en el sentido tradicional y propio de la palabra. Su bondad, responsabilidad, celo por los demás y por la misión que la Iglesia le tenía encomendada, hizo que se entregara en cuerpo y alma hasta prácticamente su último aliento.
            Hombre recto, de profundas convicciones, de una sólida formación filosófica y teológica, que no dudó en dialogar con toda persona de buena voluntad, mostrándose cercano con sus múltiples viajes por todo el mundo, pues el celo evangélico le urgía; abrió la predicación evangélica a todas las culturas de la vida, aunque sin llegar a transigir en lo que consideraba esencial. Y al propio tiempo denunció la “cultura de la muerte” que se iba propagando por el mundo envuelta en un atractivo hedonismo y consumismo sin límite.
            Tuvo la valentía de hablar de Dios en el ágora de los increyentes, y aún cara a cara, con líderes políticos totalitarios que hacían gala de su militancia atea y anticristiana, teniendo al hombre como mero instrumento al servicio del Estado totalitario, en estructuras políticas injustas; pues él mismo lo padeció en su Polonia natal. Concediéndole la Providencia el poder presenciar el rotundo fracaso de esos planteamientos y los regímenes que en ellos se sustentaban.
            Padeció ataques, incluso físicos, de enemigos de la fe, y de cuanto representaba su Pontificado, pero siempre reconoció que se apoyaba en el Señor, en sus profundas convicciones, pues era un hombre de acción, pero también de profunda vida interior, de oración.
            Y sobre todo, en su largo Pontificado fue capaz de ordenar una Iglesia que aún estaba asumiendo las reflexiones del Concilio Vaticano II, y que se debatía entre un pietismo tradicionalista –de los preconciliares- y un progresismo religioso –de los postconciliares-, poniendo sosiego entre ambos extremos, con la ayuda de Josef Rátzinger, su sucesor. Aunque esto no estuvo exento de divergencias internas y sufrimientos consiguientes. Y llegó a promulgar un nuevo Código de Derecho Canónico.
            Al propio tiempo, fue un profundo humanista, desde perspectivas filosóficas personalistas, analizó al hombre y sus circunstancias con importantes aportaciones, especialmente en su prolija obra doctrinal de su Magisterio, con numerosas encíclicas, algunas de tono social realmente avanzadas, en las que denunciaba tanto el capitalismo como el comunismo, como contrarios a los valores del Evangelio.
            En el ámbito de los movimientos seglares dio luz verde a todos los que lo pidieron, y se sintieron como carismas eclesiales de vida evangélica, exhortando a la actividad de los seglares dentro de la Iglesia.
            Promovió y activó con decisión numerosos procesos de beatificación y canonización como testimonio de vida cristiana en el mundo. Al tiempo que hizo acercamientos a los hermanos cristianos separados, a los judíos de los que dijo que eran nuestros hermanos mayores en la fe, y participó en encuentros Ecuménicos como el de Asís.
            Por consiguiente fue un hombre que dio un profundo y auténtico testimonio cristiano con su vida, y aunque algunos le hayan visto como un giro tradicionalista postconciliar, realmente tuvo que poner orden en cierto grado de disolución que estaba viviendo la Iglesia, para lo cual hubo de recurrir a su Autoridad pontifical, que no siempre entendieron algunos sectores de la propia Iglesia; aunque no compartimos ese perfil de tradicionalismo en Juan Pablo II, dada su apertura social e incluso litúrgica. Más bien, fue su recurso de autoridad para el orden interno, el que le marcó en esa línea, pero probablemente fuera más aparente que real.
            Cuestión distinta, podría ser la estructura clerical y episcopal que se pudo generar durante su pontificado, con la irrupción en la jerarquía eclesial de sectores auténticamente tradicionalistas del clero, que fueron perfilando sucesivamente su pontificado, y que se han ido sustentando con su sucesor Benedicto XVI –probablemente más tradicionalista que el propio Juan Pablo II-.
            Por consiguiente, bienvenida la beatificación de un “hombre justo”, como es el caso de Juan Pablo II, pero también nos gustaría ver avanzar la canonización de Juan XXIII, otro hombre justo y de extraordinaria bondad.
            De todas, maneras contemplemos estos acontecimientos como meras cuestiones humanas, pues seguro que el Padre Eterno ya les ha reconocido entre los suyos y se encuentran a su diestra.

martes, 19 de abril de 2011

EL TESTIMONIO DE HONRADEZ DE JULIO ANGUITA


             
           Se ha dado a conocer la circunstancia de que, el que fuera líder comunista, Julio Anguita ha renunciado a una pensión vitalicia de parlamentario, por bastarle la de maestro de escuela. Este hecho, que debía de ser lo común, sin embargo es noticia por ser lo excepcional.
            En un país, donde mucha gente busca la paga, la renta vitalicia, o el “momio”, en el que nuestra democracia se ha visto mancillada por sonoros escándalos públicos de corrupción política, los de otras décadas y los actuales. En donde la clase política se ha constituido para sí una serie de privilegios, como percepción de cuantiosas retribuciones, acceso a pensiones por vía excepcional con menor tiempo de cotización que los demás ciudadanos, viajar gratuitamente en transportes públicos, percibo de dietas diversas, así como uso a discreción de tarjetas visa, en altos cargos; y donde algunos renombrados políticos de primera línea, de uno y otro color político, perciben considerables pensiones como expresidentes compatibles con ingresos por otras actividades privadas, o incluso, en otros casos se perciben retribuciones de varios puestos públicos (como los sonados casos de la ministra Pajín, o de la candidata popular a la presidencia castellano manchega), y en el que nadie dimite ni siquiera por imputación judicial. Resulta que Julio Anguita renuncia a una pensión que le correspondía por ley.
            Resulta que Anguita –se estuviese o no de acuerdo con sus planteamientos ideológicos y políticos- es una persona coherente de principio a fin, lo manifestó durante su periodo al frente de IU, y lo sigue poniendo de manifiesto aún después. Fue un hombre convencido de sus ideas, de que su política podría ser beneficiosa al país. Famoso fue por su célebre frase de “programa, programa, programa…”, con la que invitaba a sus contrincantes políticos a debatir ideas y propuestas, en vez de falacias o tópicos populistas de mero mercadeo electoralista.
            Nunca disimuló sus creencias, ni siquiera en la forma de Estado, pues sus referencias a la República fueron constantes; al tiempo que fue respetuoso con los que exponían otros planteamientos políticos diferentes a los suyos, aunque los debatiera, pero alentaba al debate ideológico profundo, y denostaba la trivialización de la vida política.
            Con su planteamiento retórico, propio del que domina su discurso, fue ironizado por sus contrarios, que le caricaturizaron como un Mesías, pero él era consciente que todo tiene sus tiempos, y no jugaba a corto plazo, sino a largo plazo, tratando de enraizar un partido ideológicamente coherente, dentro de las incoherencias de un comunismo totalitario que tenía que evolucionar necesariamente al mundo democrático occidental (dentro de las fórmulas “eurocomunistas”). Pero sus compañeros que tenían más prisa de triunfos que él, acabaron por deshacerse de él y su proyecto; no habiendo cogido aún el paso IU desde entonces.
            Incluso su salud se resintió y con todo se retiró de la primera línea política. Pero personas como Julio Anguita han sido políticos de los que España no puede prescindir, pues su discurso, su estilo de vida, su ejemplo personal, testimonian una pedagogía política que es muy necesaria para los españoles, y para el crédito que una democracia madura requiere de su clase política.
            ¡Esperemos que cunda el ejemplo de Anguita….!

domingo, 17 de abril de 2011

AZNAR Y LOS AMIGOS EXTRAVAGANTES

             
            Nuevamente unas declaraciones del expresidente Aznar no han sido todo lo lúcidas, que seguro él hubiera querido, pues han generado reacciones inmediatas, desde el asombro al enfado. Tales declaraciones aludían a que el controvertido líder libio Gadafi era un amigo extravagante de Occidente.
            Naturalmente estas manifestaciones, en plena “guerra” en la que participa la OTAN –y con ella, como aliada, España-, no dejan de ser, cuanto menos, una intemperancia, o una imprudencia, que no se debe permitir a sí mismo un ex presidente del gobierno de España.
            Tras la polémica, se han llegado a matizar esas declaraciones, pero el daño ya estaba hecho. Y es que cuando hay un conflicto bélico en el que participe España –por baja que sea su intensidad, y pequeña la participación propia-, el compromiso está del lado de los aliados. Algo que el propio Aznar reclamó para sí cuando gobernaba y nos metió en la guerra de Irak con Estados Unidos e Inglaterrra, y que sin embargo no parece respetar cuando se trata de aplicárselo a otro gobierno de España no regido por él.
            Y es que este tipo de cuestiones estratégicas y de política exterior, no puede ser fruto de improvisaciones, ni de comentarios más o menos ocurrentes ante cualquier micrófono público, sino por el contrario ha de ser objeto de estudio y análisis maduro, alumbrado con aportaciones de especialistas en la materia, debatido en sede parlamentaria. Y finalmente, tras la decisión que tome la sede de la soberanía nacional, respetarla y aunar filas con el gobierno de turno, pues en ello nos jugamos importantes intereses nacionales.
            No obstante, podemos llegar a entender el sentido del comentario de Aznar, en cuanto a la referencia al peligro de apoyar una revolución en Libia, donde no se tiene la certeza del alcance político de los insurrectos, ni sus vinculaciones al fundamentalismo islámico tan extendido por países islámicos, que podría empeorar la situación en una zona estratégica para España, especialmente si se llegara a un “Estado fallido” inestable o de dominio de una “teocracia islámica” de corte antioccidental. Eso es digno de análisis detallado, pero no se debe esgrimir públicamente, precisamente en plena ofensiva de la OTAN en Libia, por parte de un ex mandatario español. Ni es prudente, ni diplomático, y puede que no se juzgue muy leal, en el ámbito de los aliados. Eso mismo lo podía haber esgrimido el PP en el debate parlamentario inicial; pues ahora no es el momento.
            Pero al propio tiempo, Aznar debería de reconsiderar su concepto de “amistad extravagante” a la hora de aplicarla a personajes como Gadafi, que en su día acogió a la OLP, cuyos servicios secretos han estado detrás de un atentado a un avión civil con centenares de víctimas, en cuyo país no hay democracia, ni libertades públicas.

sábado, 16 de abril de 2011

EL CB MURCIA CULMINA CON EL ASCENSO UNA EXTRAORDINARIA CAMPAÑA


           
           En un partido de infarto, consigue el CB Murcia un triunfo ajustado y decisivo frente al CB. Tenerife, que le devuelve a la ACB, máxima división del baloncesto español.
            Por consiguiente, procede dar la enhorabuena al CB Murcia, a sus seguidores, y sobre todo a la afición murciana al deporte de la canasta, que sufrió tras el descenso a la LEB Oro, pero que ha visto recompensada su fidelidad al Club murciano con este ascenso ganado a pulso por el buen trabajo realizado por la plantilla y técnicos del Club con más de una treintena de triunfos conseguidos este año en la liga baloncestística.
            Así esperamos que se consolide este buen proyecto deportivo de nuestra ciudad, con su retorno a la ACB, como corresponde a la importancia de la misma y al trabajo y entrega del equipo y la afición, que de esta forma la afición al deporte de la canasta se pueda resarcir de los malos momentos vividos con el descenso y con el cambio de titularidad del club ante las contingencias de la crisis económica que afectaron al proyecto deportivo.
            De manera, que hay que ser justos con los nuevos patrocinadores, la familia Carabante, que apoyaron este proyecto con decisión, lo que unido al buen hacer de técnicos y deportistas, ha culminado con el exitoso fin de temporada logrando el ansiado ascenso a la ACB.
            De forma que damos nuestra enhorabuena al Club y a sus seguidores, esperando que el proyecto de baloncesto murciano en la ACB no sea esporádico –como hasta ahora- sino que se afiance poderosamente para hacer un buen papel y dar espectáculo deportivo de primer orden, ya que en otros ámbitos deportivos no se ha podido lograr una normalización de su proyecto deportivo, al menos el baloncesto murciano sí lo consiga de forma estable.