sábado, 3 de septiembre de 2011

FRAGA IRIBARNE PONE FIN A SU VOCACIÓN VITAL



Manuel Fraga Iribarne, uno de los políticos españoles claves en la historia de España de la segunda mitad del S.XX, pone fin a su vida política anunciando su retirada, al no repetir como candidato en las listas del PP para las próximas elecciones generales. Y con ello pone fin a una intensa y extensa vida pública.
Nacido en Villalba (Lugo) en el año 1922, con una brillante carrera universitaria, obtuvo las oposiciones de letrado de Cortes (1945) e ingreso en la Carrera Diplomática (1947), consigue la cátedra de Derecho Político de la Universidad de Valencia (1950) y seguidamente en la Universidad de Madrid (1953). Iniciándose en la vida pública del régimen franquista, de la mano de Joaquín Ruíz Giménez –entonces Ministro de Educación- en diversos cargos del Ministerio. En 1956 es nombrado subdirector del Instituto de Estudios Políticos, si bien sus intentos de introducir reformas le generan problemas con sectores falangistas del régimen, lo que supone la dimisión de Ruíz Giménez y la suya.
En 1957 vuelve como Delegado Nacional de Asociaciones, cargo al que accede de la mano del ministro José Solís Ruíz, aprovechando para introducir el “tercio familiar” de representación orgánica en el sistema franquista.
Seguidamente (1962-1969) desempeñó el puesto de Ministro de Información y Turismo, desde el que promulgó una ley de prensa (1966) que supuso un giro aperturista de la información durante el régimen franquista, así como la promoción turística del país, la red de paradores de turismo, etc.
Fue embajador de España en Londres (1972-1975), y tras la muerte de Franco, el presidente Arias Navarro lo nombró Ministro de la Gobernación (1975-1976), de cuyo periodo dijo que le tocó sufrir más en esos meses, que en los siete años que fue ministro. No en vano le tocó sortear acontecimientos difíciles, duros como manifestaciones, huelgas, presión de la calle, el encarcelamiento de varios miembros de la Platajunta, su negativa a la legalización del PCE, un proyecto de reforma de tipo orgánico de la Cámara Alta –que tiene resabios del antiguo régimen-, y sobre todo dos acontecimientos trágicos como los sucesos de Vitoria en los que murieron cinco personas a manos de la policía en unos disturbios, y los sucesos de Montejurra en que se enfrentaron grupos carlistas y de extrema derecha con varias víctimas mortales.
Apartado del Gobierno por el presidente Suárez, desgastado en sus intentos de mostrarse como hombre de centro pretendiendo una formación política con Areílza y Pío Cabanillas, acaba escorándose hacia un nuevo proyecto de derechas con la famosa reunión de los “7 magníficos” (Fernández de la Mora, Licinio de la Fuente, López Rodó, Silva Muñoz, Martínez Esteruelas, Thomas de Carranza y Fraga Iribarne a la cabeza) erigiendo el partido Alianza Popular  con el que concurrirán a las elecciones de 1977 y conseguirán unos escasos 16 escaños frente a los 165 de UCD, consiguiendo Fraga un escaño de Diputado en el Congreso.
En 1979 una nueva estrategia electoral le lleva a participar en la creación de Coalición Democrática, con la participación de liberales como Areílza y Senillosa, el socialdemócrata de la Peña,  el democristiano Alfonso Ossorio, y los franquistas Vallina y Lapuerta. Pero no consiguen sus objetivos, y sólo alcanzan 9 escaños. Tras lo cual Fraga dimite y abandona.
Alentado por algunos de sus seguidores, entre los que se encontraba su discípulo Jorge Vestrynge, Fraga vuelve a la arena política con Alianza Popular, que con la caída de la UCD en las elecciones de 1982 le adelanta a esta en votos por primera vez. Y durante el periodo de gobierno socialista de Felipe González, Fraga consigue rodearse de la derecha sociológica del país, uniéndose a su proyecto ex-centristas (Herrero de Miñón, De la Cierva, Arenas, etc.) pese a lo cual, los resultados electorales de 1986 no fueron todo lo que esperaban,  señalando a Fraga como la causa de un “techo electoral”  por su pasado franquista y talante autoritario, pese a su liderazgo carismático. Así Fraga cedió el testigo a Hernández Mancha y se retiró al Parlamento Europeo como Eurodiputado (1987-1989). Pero los malos resultados de 1989 hicieron que Fraga volviera para refundar el proyecto político en lo que sería el Partido Popular a cuyo frente se pondría José Mª Aznar.
Así Fraga se retiró a liderar el proyecto del PP gallego y alcanzó el poder de la Junta de Galicia (1990-2005) gobernando durante 25 años, por haber renovado electoralmente su liderazgo. Si bien, en 2005 –siendo uno de los políticos en activo de más edad- intentó revalidar nuevamente su cargo al frente de la Junta Gallega, pero no consiguió la mayoría absoluta, y así una coalición del Partido Socialista de Galicia y el Bloque Nacionalista Gallego le arrebataron la presidencia de la Junta.
En ese momento –por imperativos de la edad, y quizá también del desgaste de gobierno- comenzó un declive en la brillante carrera pública de este singular político, aunque no llegó a abandonar la escena pública por ser nombrado Senador Autonómico por Galicia, cargo que ostenta hasta el momento presente, y desde el que pese a su edad y sus disminuidas condiciones físicas, sigue teniendo una gran influencia sobre su partido.
Por todo, su anuncio de retirada viene impuesto por la evidente merma de facultades físicas que le imponen sus 89 años de edad, y aunque su férrea voluntad le haya llevado a permanecer hasta ahora, el sentido común y la más elemental humanidad para consigo mismo debería de haberle llevado a abandonar la escena pública con anterioridad, antes que la decrepitud de los años hagan visible el progresivo nivel de deterioro.  Posibilitando que otras personas de su talla se incorporaran a la vida pública de forma más eficaz.
Con todo, siendo una persona que en otro tiempo fue controvertida, precisamente por su trayectoria política y su talante autoritario. No es menos cierto, que a él España le tiene que agradecer una honrada y plena entrega de servicio, así como una extensa y profunda obra política e intelectual.

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