miércoles, 9 de mayo de 2012

¿OTRA VEZ LA BANCA ESPAÑOLA AUXILIADA CON DINERO PÚBLICO?



Lo de la “banca española” no tiene nombre. Esa que el anterior presidente engañado por propios y extraños vino a ensalzar como “banca de champions”. ¡Qué ridículo..!. Y sobre todo, ¡que caos, que falta de rigor…!.
Esa misma banca que poco tiempo después empezó a mostrar sus vergüenzas, “poniendo la mano” para que un Gobierno socialista le diera millones de euros que evitaran su quiebra, y así juntos volvían a ayudarse.
La misma banca que anuncia sin pudor a los cuatro vientos beneficios astronómicos, increíbles, es la que a la hora de la verdad está asfixiada, aunque aparenta una grandeza que la verdad le niega ante sus “miserias ocultas”; pues si algo ha faltado en estos años ha sido la verdad de la situación de nuestro sector financiero, descontrolado por quien tenía que controlarlo (el Banco de España –dependiente de los Gobiernos de turno-). Pero tal labor se torna difícil, cuando no imposible, al existir “intereses cruzados”, pues el dinero todo lo puede. Ya que nos antoja misión imposible que el Banco de España realmente pueda inspeccionar a la banca que presta y condona cuantiosísimas cantidades de dinero a los partidos políticos por las campañas electorales. Haciendo buena la frase de que no se “muerde la mano que da de comer”. Claro que el que “regala bien vende, si el que lo toma lo entiende…”
Luego ahí hay una muestra palpable de la interferencia entre el gran capital y la política, que conlleva a que mecanismos de control se relajen, y posibiliten el gran fiasco que estamos viviendo actualmente.
Aunque otra muestra palpable de esta “unión contra natura” también la vemos en la intromisión, o mejor “colonización política” que han tenido las Cajas de Ahorro en nuestro país en los últimos veinte años, que las ha llevado a ser conducidas, o mejor dicho, interferidas por los intereses políticos, muchas veces ajenos a los de las propias Cajas y han dado lugar al lamentable estado financiero de muchas de ellas, con la consiguiente necesidad de reconvertirlas en bancos, obligando a fusiones que más que salvar la estructura y dimensiones de las entidades cara a futuro, realmente tratan de ganar tiempo y salvar la cara de la negativa gestión producto del maridaje político que han mantenido estas entidades.
Si bien, fuere cual fuere la causa del fiasco, poco importa –especialmente si no van a pedirse responsabilidades legales y políticas-. Aunque de cara al futuro, pasando por este difícil presente, se plantea unas nuevas “inyecciones millonarias de ayudas públicas” a la banca, que evidencian que las ya practicadas en su momento, no han sido suficientes, pues el agujero a tapar es considerablemente mayor.
Ante esta frescura en que los “ricos piden a los pobres”. Sí, esos que se desentienden de los últimos, a los consideran fracasados, lacra, escoria social. Los mismos que hablan de la liberalización de servicios, de supresión de ayudas sociales, de la necesidad de ahorrar y no despilfarrar (recortar en educación y sanidad). Miren por donde, esos mismos, no tienen el menor rubor en “volver a alargar la mano” para que el Estado les resuelva sus deudas, las mismas que ellos no perdonan a los trabajadores en paro que no pueden pagar sus hipotecas y desalojan de sus hogares con la ayuda de la maquinaria coercitiva del Estado. Los mismos que han administrado estas empresas sin cautela ni rigor, que se han puesto sueldos de ejecutivos estadounidenses, jubilaciones doradas; cuando han regateado los sueldos a sus empleados, reducido plantillas, recargado la Seguridad Social con jubilaciones anticipadas de sus trabajadores, al tiempo que anunciaban dudosos beneficios. ¡Escandaloso!.
Incluso, hasta las cifras de su actual petición para salvar a un “constructo de cajas de ahorro” inviables, piden del Estado ayuda, y este se plantea darles unos 10.000 millones de euros, casualmente la previsión de ahorro de los recortes en sanidad y educación, recién aprobados. ¡Qué cinismo!.
Y ante esta cuestión, y la reprobación de toda la oposición política al planteamiento socorrista del Gobierno, este responde que también los socialistas le inyectaron dinero. Argumento falaz, pues un error inicial no puede sustentar la permanencia de la conducta errónea. Además que cuando se hace el primer préstamo la economía española no estaba en situación tan crítica como lo está en el momento actual; junto con la razón de que todo ha de tener un límite, en este caso económico, político y moral.
Por tanto, la pregunta viene servida: ¿por qué no se deja quebrar a los bancos que resulten inviables económicamente?. No es esa la medicina que ellos predican para cualquier tipo de actividad económica (si es negocio, que siga, y si no lo es, que cierre). Así de claro, y menos “misericordia” con quien no practica la “misericordia”. Pues el dinero público ha de estar para atender los servicios públicos, esos que ahora se pretende reducir por la vía de una clara infrafinanciación so pretexto de que no hay dinero. Aunque comprobamos que hay para lo que se quiere.

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