sábado, 24 de mayo de 2014

REFLEXIONANDO EN EL DÍA PREVIO A LA CITA ELECTORAL


Los españoles, como gran parte de los demás ciudadanos de países de la UE, estamos convocados mañana a unas elecciones europeas, y aquí en España estamos en el habitual día de reflexión, en el que el ruido propagandístico electoral debe cesar para que la ciudadanía haga las necesarias cuentas antes de emitir su voto.
Sin embargo, lo difícil en este momento es poder hacer una reflexión objetiva, pues no podemos ser objetivos en la medida que vivimos inmersos en nuestra sociedad (actualmente afectada de una grave crisis –que parece estar terminando, pero aún no hay constatación de tal hecho-, que ha llevado un profundo sufrimiento en estos últimos cinco o seis años a la mayoría de la sociedad española), y por consiguiente esa experiencia late en nuestra mente, en nuestro sentimiento, y naturalmente ha de latir en nuestra reflexión.
No se trata de culpas, pues el origen del mal de las crisis del capitalismo, parece ser sistémico, y por consiguiente serían cíclicas, en función de la generación de excedentes de producción que no tuvieran su pretendida colocación. Por tanto, no es esa la cuestión. Esta creo que estaría en función de una doble consideración, por un lado la forma de reaccionar ante la crisis, la terapia económica que se aplicó –o incluso la que la oposición propuso, y naturalmente no se aplicó, por obvias razones-, la libertad de poder prescribir soberanamente como país libre una decisión colectiva de políticas consensuadas que afronten la crisis; y por otro lado, ¿qué futuro nos espera?, ¿cual es la propuesta de cada formación política, para los próximos años?. Y por encima de todo, ¿tiene solvencia de credibilidad cada una de esas propuestas de futuro?.
La cuestión no es fácil, entre otras cosas, porque sería un error ver estas elecciones en la sola clave nacional (como en gran medida se ha estado planteando por los principales actores políticos españoles). Hay que analizarla en clave europea (desde la que la vida española también se ve afectada), pero la perspectiva es distinta. Por consiguiente, se ha echado en falta en los debates y proclamas electorales de los principales partidos (PP-PSOE), discursos tan necesarios como ¿cual es el giro que está tomando la UE, desde la proclamada “Europa Social”, la “Europa de los ciudadanos”, “solidaria”, etc., de cierto tinte internacionalista a posturas de enrocamiento nacional?, ¿qué piensan hacer sobre ese particular?, ¿se puede recuperar el inicial proyecto europeo, o es claramente inviable?. Pues la crisis ha expuesto públicamente las “vergüenzas” de la UE (insolidaridad, creciente paro, discriminación nacional, neocolonialismo germánico, prioridad financiera sobre la ciudadana, e incremento de diferencias sociales, etc.).
Sin embargo, en la campaña electoral, más allá de las “proclamas propagandísticas”, luego arteramente desviadas hacia un debate interno más artificial que real, sobre la torpeza de unas declaraciones del candidato conservador, han privado a la ciudadanía del auténtico debate de fondo sobre la UE, su pasado, su presente y su futuro. Si realmente tiene futuro, tal como se vienen desarrollando las cosas.
Para colmo, tal es la actual desafección ciudadana de la clase política en España,  que faltaba que haya concurrido una final de fútbol europea entre dos equipos españoles, para que estos le hayan dado por completo la espalda al monótono y vacuo discurso político para meterse de lleno en la competición deportiva. Algo que también demuestra el bajo grado de concienciación y compromiso de la ciudadanía española con el interés común, propio de nuestro depauperado sistema democrático de baja calidad, como se le viene definiendo por expertos en ciencia política. Ante lo cual, se espera una amplia abstención.
Sin embargo, parece clara una cosa, que hay un bloque de partidos que consideran que el actual sistema político de la UE es válido, y lo que se trataría sería de votar alguna de las diversas opciones que así piensan, para que se rectifique ligeramente el rumbo de la UE, pues ello sería suficiente. Pero por otro lado, hay otro bloque de partidos que consideran que el actual sistema de la UE es inasumible, por su alto distanciamiento de la ciudadanía, que deja en manos de élites de poder (económico, y político) la gobernabilidad europea, pervirtiendo la auténtica democracia que debería regir para que llegara a ser la auténtica “Europa de los ciudadanos”, y en esa línea parecen pretender sistemas alternativos (que son descalificados por los partidos oficialistas como “antisistema”), pero  que deberían ser oídos por el cuerpo electoral para poder analizar y contrastar sus propuestas con las de los grupos oficialistas, y al final, que decida el “pueblo soberano”. Algo que no sólo no ha sucedido, sino que parece que tampoco ha habido demasiada voluntad para ello.
En cualquier caso, veremos mañana el auténtico resultado del voto europeo, ¿en qué medida refrenda o no el actual rumbo político de la UE?, y en razón de ello, ¿en qué medida obliga a su rectificación, o por el contrario ratifica su mantenimiento?. Pues tal es la clave de estas elecciones, que además de tal manera nos afectarán, ratificando las políticas de ajuste duro económico, de austeridad que vienen ejecutándose varios años con los dramáticos resultados socio-económicos, que no parecen llegar a justificarse en sus propios logros de progreso económico, que se demora a varios años más (especialmente la recuperación del empleo); o si por el contrario, se abandona ese esquema de acción y se acometen auténticas medidas de fomento de empleo (con cambios fiscales, monetarios y de gasto público), como prioritario.

¡La UE empieza a jugarse su propia credibilidad en una Europa que ha pasado del “euroentusiasmo” al “euroescepticismo”.

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