lunes, 6 de octubre de 2014

EL PSOE ACTUAL ENTRE EL PRAGMATISMO Y EL POPULISMO ELECTORALISTA


Hemos venido manteniendo que el PSOE tiene pendiente su catarsis interna, su necesaria reflexión con la conveniente dosis de autocrítica de errores y reformulación de su ideario político y programático, que no es ajeno a la pérdida de rumbo de la socialdemocracia europea, inmersa en el sistema demoliberal al que ha acabado adaptándose por puras razones de pragmatismo político, que refleja su desconexión con sus bases naturales ante su tibieza en la defensa del Estado Social, como han resultado los casos de Hollande en Francia, Renzi en Italia y Zapatero con Rubalcaba en España, de los que no se distancia tampoco el actual delfín socialista, Pedro Sánchez.
Todo ello ha hecho emerger nuevas opciones políticas, dada cuenta el malestar social por los recortes sociales y la orfandad de amplios sectores de la sociedad que no se sienten representados por políticos que se ponen de perfil ante los ataques a sus derechos sociales, cuando no contribuyen activa o pasivamente a perpetrarlos, en razón al turno de gobierno que corresponda.
Por eso, actualmente resulta tan difícil a los socialistas esbozar unos postulados políticos de defensa social, y mucho más evocar sus orígenes ideológicos laboristas y filomarxistas, pues tal ha sido la evolución política de sus actuales representantes políticos, que cualquier parecido con aquella realidad es pura coincidencia. Pues la sociedad les ve como cooperadores necesarios (en nuestro actual bipartidismo) de un determinado stablishment político-social y económico, que los de podemos han identificado como “casta”, que tanto les ha molestado, pero que en realidad podría también denominarse como elite política, en la que se han conjugado, parecen estar a gusto y se han conformado con ello, especialmente con los privilegios sociales, políticos y económicos que conlleva la pertenencia a esa elite o casta, siendo los seguidores de la misma, habitualmente agraciados con la pedrea en el reparto del poder político tras los procesos electorales. Ese es el conformismo pragmático que puede ser el motivo de último de su crisis política.
Pero entre tanto, la elite socialista en nuestro país, sigue sin querer ver la realidad de un profundo cambio social que se ha generado con la crisis económica, con los sufrimientos por los recortes sociales, con la rabia por las injusticias, por los casos de corrupción política del arco político, y porque el sistema del bipartidismo de la transición, junto con parte de sus instituciones centrales y autonómicas están seriamente tocadas por la falta de credibilidad social; y sin embargo, apuestan por un pequeño giro, pequeño cambio político, más estético que de otra naturaleza, sin hacer el análisis profundo que habrían de haber hecho para poner soluciones, pues ya se sabe que a grandes males, grandes remedios. Pero, no. Se han limitado a cambiar al Secretario General y su cúpula ejecutiva.
Así ante la patente falta de reflexión en profundidad, se sigue manifestando en la superficialidad, en la epidermis de los problemas, pues salvo en la propuesta seria de negociación política para evitar la confrontación catalana, la mayoría de las propuestas de Sanchez no dejan de ser ocurrencias, o al menos lo parecen. En pleno conflicto internacional en Oriente Medio, que amenaza la seguridad en el Mediterráneo, con la propagación del islamismo radical que está reclamando la reconquista de Al Andalus (nuestra España), no se le ocurre otra cosa que proponer la eliminación del Ministerio de Defensa. ¿Qué político responsable, o ciudadano mínimamente sensato apoyaría tal parida?, ¿Quién defendería a España en caso de cualquier conflicto armado?. Parece estar influido por el antimilitarismo secular de una progresía ibérica irresponsable y utópica.
Pero por si esto fuera poco, propone que se celebren funerales de Estado para las víctimas de la violencia de género. Según esto, para que no se diera una discriminación positiva habría que proponer la multiplicación de funerales de Estado por cualquier otro tipo de suceso con resultado mortal que tuviera cierta extensión y entidad numérica anual, como serían también los accidentes de tráfico, etc.
Además de las consabidas promesas de subidas salariales al profesorado, con la implantación de un “MIR docente”, que da la impresión que no resulta una medida muy madurada, pues no se dan más detalles de procedimientos, costos de trabajo en prácticas, cuadros docentes-tutores de los mismos, etc. Y sobre todo no se habla del alcance de la partida presupuestaria, en tiempos en que su gobierno socialista de Zapatero hizo aplicó recortes sociales y salariales (recordemos que bajó los sueldos a los funcionarios, subió el IVA, eliminó deducciones del IRPF, congeló pensiones, y retrasó la edad de jubilación, entre otras medidas). Por cuanto, su propuesta se nos antoja un mero “brindis al sol” electoralista, algo que ellos mismos critican en algunas de las propuestas de su adversario PODEMOS. ¡Qué casualidad!.
Aunque lo peor está por llegar, pues si previsiblemente se cumplen los vaticinios de los sondeos electorales, puede que el PSOE tenga en su mano la oportunidad de aliarse con el PP o con PODEMOS, y llegado ese punto la decisión será muy compleja de tomar. Naturalmente, si antes, el propio PSOE no coge la iniciativa política, reformula su posición seriamente, y apuesta en firme por la defensa del “Estado Social”, caiga quien caiga, y frente a quien sea (baronías, elites, castas, y demás prebendados) y se decide por una verdadera regeneración democrática más abierta, participativa, libre, y justa, presentándolo así ante la opinión pública sin trampa ni cartón, recogiendo en primer lugar a los propios militantes defraudados, que se crean de veras el proyecto y lo difundan a los cuatro vientos, marcando liderazgo de alternancia auténtica, en vez de mero relevo temporal.

Sin embargo, la opción –que ha postulado algún egregio barón socialista- de la coalición gubernamental PP-PSOE (a la alemana), creemos que sería la defunción del socialismo español en formato PSOE, pues el PP actuaría como el boxeador noqueado que abraza a su contrincante para no caerse, aunque finalmente puedan caer juntos a la lona. Además que sería tanto como reconocer que ni hay alternativa, ni la ha habido, que todo ha sido un sistema de elites o casta con su correspondiente alternancia. Algo que no se podría afirmar realmente en la transición, ni en los primeros gobiernos socialistas, no así después, con la ruptura de la UGT de Nicolás Redondo y los reajustes de la política económica de Solchaga y sucesores.

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