Estos días
ha saltado la sorprendente noticia del abandono de Monedero de la élite de
PODEMOS, y acaso de la misma formación política, él que fue junto a Pablo
Iglesias uno de los padres de la nueva formación política, ha acabado por
abandonar su proyecto, con sugerentes declaraciones de hartazgo y decepción.
¿Qué le ha pasado a Monedero, que
siendo el “factótum” de PODEMOS, ha terminado por abjurar de su paternidad en
esta criatura política?.
Ciertamente, la existencia de
PODEMOS creemos que se debe a la conjunción de la dura crisis económica y
subsiguiente crisis política española, con la aparición del fenómeno de
protesta denominado 15-M, que dos jóvenes profesores de Ciencias Políticas,
Iglesias y Monedero, acabaron por articularlo políticamente, con un lenguaje
claro, directo, crítico contra el sistema bipartidista, rompedor y retador
frente a este, en un diagnóstico bastante certero de la realidad política
española, de su democracia de baja calidad, que empezaba a romper las “costuras
del pacto de la transición”, en manos de unas élites políticas, económicas y
sociales que previamente habían convenido un determinado “statu quo” de
entendimiento en sus propios intereses, anteponiéndolos al interés general del
país.
Ese fue el éxito inicial de PODEMOS,
o mejor dicho, de sus mentores: Iglesias, Monedero, Errejón, Bescansa, etc.,
que con tal discurso llegaron al “corazón de la calle”, dado que por primera
vez en varias décadas se empezaba a describir una realidad, a levantar el velo
de un sistema político económico, que en los trances de la crisis empezaba a
colapsar, al tiempo que seguía con sus crecientes excrecencias de corrupción
política escandalizando al pueblo soberano. De ahí el éxito aparente de PODEMOS
en sus inicios, con ese discurso rompedor y directo.
Sin embargo, teniendo en cuenta que
lo fácil es el diagnóstico (cuando se observa bien la realidad) y lo difícil es
la terapia (para sanar tal realidad enferma), pronto empezaron a emerger los
problemas en el seno de PODEMOS, dado que su régimen asambleario pronto se
reveló ineficaz para articular un programa de consenso y defensa de la clase
media y trabajadora del país, al tiempo que en la formación, recaló todo tipo
de personas de diversa sensibilidad social y política (desde comunistas,
anarquistas, socialistas, socialdemócratas) que desde el centro izquierda hasta
la izquierda más dogmática se recorría todo ese espectro político, no del todo
conciliable. De hecho, los “padres fundadores” (Iglesias, Monedero, Errejón,
etc.) provenían de posiciones comunistas en IU, que abandonaron por razones
diversas.
Al extremo que la estrategia inicial
de Pablo Iglesias, de no definir políticamente el proyecto de PODEMOS, en razón
a una pseudoargumentación de la “transversalidad política" (que afecta por
igual se sea de derechas que de izquierdas), sin embargo no compartimos su
análisis de ello, en razón a que la respuesta no suele ser la misma, desde
posiciones de derechas que de izquierdas ante un mismo problema político.
Además, la evolución de la política nacional y del mismo PODEMOS les ha
obligado a afinar más en tal ambigüedad como inexactitud de apelación a la
transversalidad. De forma, que los ha acabado por ubicar en su realidad: una
formación política de izquierdas.
Pero su carácter asambleario, sigue
dándoles los problemas propios de ello, pues en su vertebración han tenido sus
problemas, y en la articulación de su programa tales problemas no han sido
menores, al extremo que llegan a las elecciones sin apenas tocar la realidad
local de cada territorio, ensimismados en la “metapolítica” (la política por la
política, asamblea tras asamblea), lo que carece de sentido si sigue en el
ámbito de la razón teórica, pues ha de acabar recalando en la práxis concreta
de cada comunidad, municipio o región, cuestión que hasta ahora no ha llegado a
aflorar verdaderamente. De donde se podría concluir que “el aparato de PODEMOS
sigue ensimismado en sus cosas” y está llegando tarde, o no llegando a la
realidad actual de los problemas de los ciudadanos. Vuelven los dogmatismos de
la vieja izquierda, sus discusiones e intolerancias, que le han impedido
concluir un proyecto local en Murcia con otros colectivos ciudadanos.
Naturalmente, tal situación no ha
pasado desapercibida para la ciudadanía, que le ha ido retirando su atención,
cuando hace unos meses centraba plenamente su atención en el discurso rompedor
y directo de Iglesias y Monedero, que acaso altivamente llegaron a afirmar que
generaban un proyecto para cambiar las cosas, para lo cual necesitaban ganar,
de ahí su propuesta a la apertura de un proyecto constituyente. (¡Palabras
mayores!, que parecen excesivas ante tanta improvisación).
Así las cosas, ante la realidad de
las urnas –mostrada en Andalucía- que no apuntaba al deseo ganador y rompedor
de Iglesias, sino que ubicaba a PODEMOS como una fuerza de izquierda más, que
hoy por hoy arrastraba a IU a una presencia testimonial, unido a la emergencia
de otra formación novedosa como es CIUDADANOS, que también apostaba por la
ruptura del bipartidismo, pero en tono más moderado y centrista, la cuestión
estratégica de PODEMOS se debate entre: ¿ser un partido más de izquierda, que
parece sería la opción de Monedero?, o ¿acercarse
disimuladamente al centro izquierda para crecer políticamente, que parece sería
la opción de Iglesias, y la élite de PODEMOS?. De ahí que Monedero, no se haya
sentido cómodo, al tiempo que arrastraba heridas políticas, que habrían
determinado su desafección, que habría motivado la reprobación del politburó de
PODEMOS con su ex amigo Iglesias al frente.
Algo que pone de manifiesto,
nuevamente, las actuales contradicciones de la formación de Iglesias, de la que
se desmarca Monedero, que genera más incertidumbres que certezas sobre la
aparente impotencia de PODEMOS a desarrollar un proyecto político claro,
directo y abierto de izquierdas en España.
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