martes, 13 de octubre de 2015

FIESTA NACIONAL EN PLENA CRISIS NACIONAL


         Este nuevo doce de octubre, día de la fiesta nacional española, llega en pleno conflicto secesionista catalán –como del anunciado vasco-, en el que se celebró un referéndum ilegal, que según el gobierno español nunca se celebraría, y unas elecciones plebiscitarias, que en ambigua lectura se han querido sólo ver como autonómicas, en el que las fuerzas políticas catalanistas ganan en escaños del parlamento catalán, aunque pierden en porcentaje de voto, planteando una auténtica crisis de Estado, aunque el gobierno del Estado desde Madrid no quiera verla.
            El secesionismo catalán ha ido creciendo de forma importante en la última década, sin que desde el gobierno del Estado –necesitado de los votos nacionalistas para la gobernabilidad española- se hiciera una lectura realista de los motivos que han ido llevando progresivamente a numerosos sectores de la sociedad catalana a albergar la idea de la independencia catalana y la consiguiente ruptura española.
            Tal crecimiento del sentimiento nacionalista catalán y vasco se ha simultaneado con un progresivo decrecimiento del sentimiento nacional español, a veces disimulado desde el mismo poder del Estado para no desagradar a los nacionalismos disolventes, sin tomar en consideración la radical incompatibilidad que se iba fraguando entre ambas posiciones, teniendo en cuenta que la única posibilidad de coexistencia nacionalista territorial dentro del mismo Estado es la de un “nacionalismo cooperativo” que exponiendo su diversidad cultural voluntariamente, de tal forma, se incorpora al mosaico total del Estado-Nación que es la España contemporánea. Sin embargo, esa opción –presente sólo al principio del proceso autonómico- no ha sido la definitivamente escogida por las elites políticas catalanas y vascas, ya que han optado por un “nacionalismo competitivo” (más propio de la burguesía autóctona), al punto de acabar en una deriva secesionista (tradicionalmente de posiciones de extrema izquierda antisistema, que sin embargo, a día de hoy han abrazado casi un tercio de los catalanes –teniendo en cuenta el absentismo habido en las últimas elecciones- aliándose contra natura la derecha y la izquierda catalanista en una aventura secesionista).
            Ante esta situación, es obvio que la crisis política española está servida, en la forma de mayor gravedad pues afecta al núcleo del Estado, a su integridad, a su existencia y continuidad como tal, para lo cual un Ente Autonómico del Estado ha sido desleal con el resto del Estado saltándose la legalidad constitucional vigente, arengando a la sociedad catalana a una meta para cuyo logro no parecen reparar en límites legales o condicionamientos de realismo político. ¡Todo emoción…!, ¡todo utopía!.
            En este contexto llegamos a la celebración de la Fiesta Nacional, que en este país por resabios ideológicos, gestados en la dictadura franquista, ha sido confundida por algunos sectores de izquierdas como un remedo de las victoriosas paradas militares franquistas (de vencedores sobre vencidos), al tiempo que el simbolismo patrio fue exaltado inadecuadamente por grupos filofascistas de extrema derecha que sustentaban el régimen de Franco, de ahí la reacción de una izquierda vencida y humillada de rechazar cualquier tipo de simbolismo patriótico que recordara a la dictadura.
            Pero como en otras muchas cuestiones de la vida, en el término medio está la virtud, en presentar un nacionalismo español cooperativo, integrativo en su diversidad cultural, que de fundamento –como lo ha venido dando en los últimos siglos- a la Nación española con su identidad y sus símbolos que le son propios, como reflejo de la patria común de todos los españoles, empresa común que viene desempeñando una histórica labor secular de ingente alcance cultural, que en la actualidad puede jugar un extraordinario papel geoestratégico de puente entre Europa y Centro y Sudamérica, y en el área económica entre la UE y Mercosur.
            Nación que además, ha sabido leer de sus éxitos y fracasos históricos, habiéndose constituido en una democracia moderna, un Estado social y de derecho, sobre unos principios constitucionales que recogen los derechos humanos y sociales reconocidos por las Cartas constitucionales de los países más avanzados social, política y económicamente de nuestro entorno.
            Un Estado en el que todos los territorios de España juntos, vienen a conjugarse para la mejor defensa de sus intereses en la UE y en un mundo cada vez más globalizado, donde las alianzas son necesarias para el progreso de los pueblos, en vez del aislacionismo esencialista de determinados atavismos étnicos. Que además requiere su unión para su participación en alianzas de defensa que garanticen la paz y el progreso de las naciones en un contexto internacional casi siempre convulso por intereses geoestratégicos y económicos dispares.
            Un Estado que hacia el interior ha de velar por el cumplimiento de los principios constitucionales –garantía de convivencia pacífica entre los españoles-, lo que supone la necesidad de un estatus de ciudadanía idéntico en todos los territorios del Estado que garantice la igualdad de los ciudadanos.
            Por todo ello, resulta extremadamente necesario hacer pedagogía política en España sobre nuestro proyecto común, nuestra identidad desde la diversidad de los pueblos y culturas de España, para recuperar el sentimiento común que nos une, nos sostiene como Nación y nos identifica ante el resto del mundo, al tiempo que hace de nuestro país una sociedad libre, justa y avanzada cultural y científicamente, algo que es mucho más que una “marca” mercantil. Y eso hay que celebrarlo, hay que dedicarle espacios públicos para su acercamiento e identificación social que gane el sentimiento de la ciudadanía, que nazca de la sociedad y en ella se desenvuelva, mostrando los símbolos del Estado que dan consistencia y existencia al mismo. Tal demostración es necesaria de ordinario, pero especialmente un día en el que se festeje nuestra consistencia común, nuestra entidad pública nacional ante el mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario