domingo, 17 de julio de 2011

RAJOY Y RUBALCABA: CANDIDATOS LASTRADOS EN MOMENTOS DECISIVOS


Tanto Rajoy como Rubalcaba dan comienzo a la precampaña electoral con sendos contrapesos, que les va a hacer perder credibilidad pública, al tiempo que le restará apoyos de sus hipotéticos votantes. Ya que a uno y a otro, les pesa el lastre de episodios negativos entre sus próximos, como son la imputación judicial de Camps –en el caso de Rajoy- y la de altos cargos de Interior por el caso faisán –para Rubalcaba-.


Se podrá decir que ambos casos son diferentes, que no tienen comparación, y jurídicamente no la tienen. Pero ética y políticamente comparten el hecho de ser actuaciones reprobables –de ser ciertas las acusaciones-, y en su caso, jurídicamente perseguibles.

Rajoy y Rubalcaba deberían rechazar esas praxis políticas, personalmente como en su entorno más próximo, para poderse presentar con una determinación de regenerar la vida pública española. Y de no poder hacerlo, deberían renunciar a un liderazgo que ya comienza condicionado por oscuridades o servidumbres políticas, dejando que de sus respectivos partidos emerjan líderes renovados, con nuevas ideas, sin hipotecas de un pasado poco decoroso. Pues la crisis económica y política es de tal calibre que requiere grandes soluciones, plena dedicación y alta credibilidad para ganar la confianza pública en España y en el exterior. La agenda política no la puede estar ocupando las filtraciones del faisán, ni los trajes de Camps, en un país con casi 5 millones de parados, con una economía al borde del colapso, y con una caótica distribución del poder territorial. Extremos que requieren urgente atención y solución.

Pero por si esto fuera poco, al PSOE le aparece un incidente en el que se ha visto implicado uno de sus senadores - Curbelo- que según lo que ha ido trascendiendo a la prensa, no resulta muy presentable, en cuanto a las actitudes que se esperan de un servidor público. Por lo cual, el propio PSOE está dejando entrever su desmarque. De igual forma, también el PSOE tiene en precaria situación a otro senador, Manuel Hurtado, que ha sido llamado a declarar ante el Tribunal Supremo –dado su aforamiento- por gestiones dudosas de su etapa de alcalde de Ceutí. Y del que también debería prescindir para que se defienda oportunamente de toda sospecha que sobre su gestión municipal se cierne. Habida cuenta que, dada su larga trayectoria política, ya ha prestado prolongados servicios a la comunidad y resulta oportuno ir cediendo el paso a nuevas generaciones de políticos con nuevas ideas y talantes. Y así, grupo por grupo, hasta acabar con políticos “quemados” o “bajo sospecha” posibilitando la necesaria regeneración que requiere la política en el momento actual.

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