domingo, 5 de febrero de 2012

EL LARGO ESCRUTINIO DEL CONGRESO SOCIALISTA


El Congreso socialista de Sevilla fue bastante igualado, Rubalcaba y Chacón, se dirimió tras la votación de los compromisarios, a favor del primero, no sin que antes se realizara un largo y tenso escrutinio de los votos emitidos, que hubo de repetirse, pese a la diferencia de una veintena de votos que daba entregaba la Secretaría General Socialista a la facción oficialista del aparato del partido.
El hecho de haber llegado muy igualadas ambas candidaturas a la sede congresual sevillana, hizo que la “fontanería” de una y otra se movieran hasta la extenuación para conseguir el triunfo congresual, sobre el control de las voluntades de la mayoría de los compromisarios, pues realmente no se llegó a plantear ningún tipo de debate ideológico que diera lugar a una determinada toma de posición o giro ideológico del partido, sino que lo que realmente se estaba dilucidando era una lucha interna de poder entre ambas facciones de la oficialidad socialista. De un lado, la más próxima al sector dominante “felipista”, y  de otro lado, una variante periférica de mercadotecnia que procuraba recoger el descontento de una militancia decepcionada por las progresivas derrotas electorales, en medio de un ambiguo mensaje de satisfacción y reforma, pero sin plantear ningún objetivo concreto de esa reforma.
Parece indudable que los “poderes fácticos” se emplearon a fondo para conseguir el necesario triunfo que pretendía el aparato para no ser desplazado o afrontar algún tipo de aventuras que les pudiera relegar. Pues prueba de ello, fue el que a algunos no le salían las cuentas tras el escrutinio –entre los votos previamente comprometidos, y los verdaderamente emitidos, pero en estos casos, ya se sabe que se miente más que se habla-, de ahí que se demorara un escrutinio que pudo haberse concluido mucho tiempo antes, de no haberse promovido un segundo recuento, que parecería innecesario ante una diferencia final tan clara entre una y otra candidatura.
Si bien el discurso del nuevo Secretario General fue bastante integrador. Aunque más allá de las buenas intenciones, la realidad imponga su propio camino. Pues aunque no sea bueno que el partido prescinda del caudal político de la facción contraria –especialmente cuando no había diferencias ideológicas básicas-, tampoco parece necesario, ni oportuno que se haya de contar con todos, como parece haberlo dado a entender personajes tan significativos como Leire Pajín. Lo cual, tampoco significaría que sean paulatinamente rescatados significativos miembros de la candidatura perdedora. Tal como sucedió con el mismo Rubalcaba cuando Zapatero recurrió a él, al cabo del tiempo.
Entre tanto, Rubalcaba tiene una importante labor a desarrollar, que pasa por reorganizar el partido, rearmarlo ideológicamente, reactivarlo en su acción política, y sobre todo, volver a propiciar su crecimiento de militancia y de apoyo social, lo que pasa por volver a insertarse en el torrente vital de la sociedad, dejando la comodidad de los despachos, para atender a los ciudadanos en su creciente problemática social y económica. Para ello, Rubalcaba tiene capacidad y experiencia política sobrada, pero claramente habrá de apostar por un cambio de acción y de perfil político, al que mencionó en su discurso, y que no debe de quedarse en una mera declaración de circunstancias, sino un eje central de su planteamiento rector al frente del PSOE para que vuelva a ganar el margen de influencia política y social que tuvo, y que nuestra democracia tanto demanda, especialmente en los actuales tiempos que corren.

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