sábado, 28 de febrero de 2015

GABILONDO, SÁNCHEZ Y LA CRISIS DEL PSM


         El audaz cambio de timón de Pedro Sánchez cesando a Tomás Gómez fue una acción políticamente arriesgada pero necesaria ante los malos datos de las encuestas y los enredos de Parla que empezaban a envolver a Gómez, pese a sus alegatos probablemente ciertos, aunque la situación de aparente quiebra económica de su ayuntamiento y la detención de su delfín en el mismo, no ayudaran mucho políticamente para dejarle al margen.
        Ahora bien, no es menos cierto que a Gómez le avalaba gran parte de la militancia de la Federación Socialista Madrileña, por lo que el gesto aumentaba la audacia y casi rozaba la temeridad, pero Sánchez parecía tener claro que se la jugaba, antes o después, y prefirió salir al paso del problema, que en sus inicios no aparentaba fácil salida, pero sin embargo, la han acabado resolviendo convenientemente, incluso con el placet de la mayoría de los afiliados a esa federación, lo cual era más que importante para guardar las formas democráticas –por un lado-, y recomponer la fuerza interna de cara a una serie de procesos electorales en los que nadie sobra, si acaso la necesaria reubicación para que nadie sea un lastre electoral.
        Tal operación con la subsiguiente incorporación del ex ministro de Zapatero, Ángel Gabilondo, ha hecho el resto para convencer a propios y extraños de la conveniencia del cambio de rumbo en el planteamiento electoral de lograr la Comunidad de Madrid, perdida hace lustros de forma un tanto turbia –con el llamado “tamayazo”-.
        La altura personal, académica y ética de Ángel Gabilondo está fuera de toda duda, de hecho tuvo el detalle de someterse a la aprobación de la militancia del PSM, dándose la circunstancia que él mismo no es militante, pero su altura humana, su eficacia en la gestión universitaria y ministerial, junto a su carácter profundamente dialogante y respetuoso, eleva el nivel de las opciones políticas en Madrid, de forma exponencial. Siendo un acierto por parte de Pedro Sánchez este talentoso recurso, que puede atraer al voto de una izquierda moderada, socialdemócrata (y aún socialista), harta de recetas neoliberales, de recortes sociales, de tics autoritarios y dilapidación de lo público en una extraña confusión: público / privado.
        El numeroso apoyo que concitó en su presentación, pone de manifiesto que más allá de actitudes personalistas, el PSM parece apoyar a Gabilondo y de paso a Sánchez, que así ha ganado una importantísima batalla ante los suyos y ante un electorado desilusionado de las veleidades del anterior gobierno socialista de Zapatero.
        En ese extremo, Pedro Sánchez logró una difícil victoria y un importante apoyo de Gabilondo (para el que el ofrecimiento no es ningún “dulce”, pues tiene alto riesgo de salir mal, aunque la clave radica en que pueda llegar a generar confianza en un sector del electorado de clase media y trabajadora, que tan mal ha sido tratado en las políticas anti crisis del gobierno del PP, por más que ahora lo busque también el PP so pretexto de recompensarle).
        Pero la presente semana con el debate parlamentario del “Estado de la Nación”, Pedro Sánchez revalidó su liderazgo en el PSOE, por más que se lo dificulten algunos barones con aspiraciones, ya que libró con éxito en el debate con un Rajoy autocomplacido de sí mismo, al que habló claro y directo, señalándole la falaz afirmación de la propaganda popular de salida de la crisis, y le indicó los grandes focos de desigualdad, injusticia y pobreza que tan poco le gustó al jefe de la derecha española.

        Así tal parece, que si le dan la oportunidad y cesa el cainismo político dentro del PSOE, puede que estemos ante el nacimiento de un nuevo líder de la socialdemocracia española, algo sumamente necesario para la estabilidad del sistema político, pese a los desprecios que injusta e impertinentemente le dirigió un Rajoy fuera de sí, enfadado por las “verdades de Sánchez”.

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