domingo, 19 de abril de 2009

ENTREVISTA AL PROF. SANTIAGO FERNÁNDEZ ARDANAZ


Santiago Fernández Ardanaz es profesor universitario en la Universidad Miguel Hernández de Elche. Intelectual, escritor, trabajó durante varios años como corresponsal en Italia. Su último libro, agotado, sobre la figura del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, fue censurado en aquel país. Recientemente premiado por el Club Internacional de Prensa y VMPress, el profesor Fernández Ardanaz traza en esta entrevista un perfil de la situación actual de Italia, así como de su futuro. Tampoco olvida analizar el fascismo y el maquiavelismo, productos originalmente italianos, así como la mafia y la camorra, dos organizaciones que controlan gran parte de la economía, a través de un complejo entramado del que no quedan ajenos políticos y otros personajes influyentes de la sociedad italiana.
¿Qué pretendió plasmar con su libro?.
Cómo una sociedad moderna y democrática puede entrar en un callejón sin salida, acuciada y engañada por el control de los poderes de la comunicación al servicio de las ambiciones de un personaje o grupo económico-social.

Italia lleva años bajo la dirección de Berlusconi, ¿ha sido un progreso para Italia?
Resulta un misterio cómo un pueblo inteligente, acostumbrado a las martingalas de los partidos y de los grupos paraestatales puede caer en una dinámica al servicio de poderes que no son los generales y del bien común sino de una serie de grupos liderados y armados con los instrumentos más refinados para el arte de convencer. Italia como estudio en mi libro estaba saliendo de un sistema donde los intereses de partido estaban por encima de los intereses generales y donde dos partidos se enfrentaban entre sí (democristianos y comunistas) haciendo imposible todo arte de gobernar y haciendo caer en manos de políticos de carrera sin escrúpulos y corrompidos toda decisión político-social. En el libro describo las fases de la “revolución a la italiana” que fiscales y jueces emprendieron desde 1990 y que hizo resquebrajarse el sistema corrompido (“tangentópolis”, el sistema de la compra de votos y políticos mediante la corrupción). Parecía que todo iba hacia la refundación de una nueva sociedad italiana, cuando surgió un extraño personaje con el carisma del éxito y presentándose como el imposible de dejarse corromper porque era ya “tan rico y pleno de éxitos” que nadie lo podía utilizar: el Berlusconi mariscal de las nuevas televisiones. Lo que describo en mi libro es la Italia que encuentra Berlusconi, las dinámicas sociales que llevan al deseo del pueblo de un líder limpio y por encima de los juegos de la politiquería… Así entró Berlusconi en Roma al final de una marcha memorable (al estilo de Mussolini, no lo olvidemos).

¿Hay crisis del sistema demoliberal en Italia, tras el vaciamiento de la democracia cristiana, y de los escándalos de corrupción de Andreotti, o Craxi?
Ciertamente la ascensión de Berlusconi que describo en el libro surge de las cenizas de un sistema caduco y sobre todo tan enfrentado entre dos polos que se anulaban el uno al otro a la hora de gobernar. En el libro describo “el arte tan italiano de vivir sin gobiernos”.

¿No cree el ciudadano italiano en su sistema democrático, o en los partidos tradicionales?
El elector italiano estaba ya cansado de los juegos a sus espaldas de politicos corrompidos; lo que ha sucedido en estos últimos 15 años es que un pueblo que se podía creer “maduro en el juego democrático”, se ha demostrado de una fragilidad y falta de juicio crítico social como para ser convencido por los nuevos juegos televisivos de un titiritero genial como Berlusconi. También se ha revelado la fragilidad de un sistema centrado en una mayoría absoluta: quien conquista esta mayoría absoluta pude gobernar de espaldas a sus propios electores, se convierte en una dictadura que recibe –esta es la paradoja- su justificación por parte de un sistema electoral democrático.

¿Es Berlusconi el producto de la decrepitud del sistema, o es la solución al mismo?
La decrepitud del sistema fue la ocasión para entrar y vencer. Berlusconi nunca ha propuesto ninguna solución ni económica, ni política y mucho menos social. Vive de la escena, de saber engatusar a sus electores y sobre todo vive de la ineptitud e incapacidad de los partidos democráticos para encontrar un programa común y un líder con poder de dirigir. Todo esto hay que contextualizarlo en un momento de crisis económica y social: una sociedad, la italiana de los años 70-90, basada en la manufacturación y venta de sus productos a los países menos desarrollados sin importar la calidad de sus productos (y mediante unos sistemas de economía sumergida) es sustituida por sociedades que copian exactamente estos mecanismos de producción, como la española después, o la hindú o la china ahora.

¿Dónde está el semillero de voto de Berlusconi?
En la clase media alimentada por los hijos de los antiguos obreros y campesinos, y sobre todo entre los comerciantes, donde la consigan del dinero fácil, del puesto seguro, y engañados por una cultura del éxito a la carta, ha creado una masa de ansiosos, desilusionados y frustrados que esperar en el poderoso una solución que cada vez se aleja más.

¿Hay tensión territorial en Italia actualmente, entre el norte y el sur?
La ha habido en todo el siglo XX y la inmigración interior del sur al norte parecía que había limado las asperezas, pero en cuanto el flujo del sur hacia el norte ha sido sustituido por la inmigración africana y asiática, los mismos nietos de los antiguos inmigrados del sur italiano han elevado barreras de insolidaridad y rechazo de todo lo ajeno y extraño, no ya desde un plano territorial sino social. La Liga del Norte y los movimientos de exclusivismo económico y social (a los que se añaden las justificaciones del fundamentalismo católico) se alimentan de esta barrera que ya no se retroalimenta por la contraposición entre italianos del sur y del norte sino entre los del sur y del norte que son ya categorías socio-económicas, donde las cuestiones sociales se unen al rechazo de los de fuera, en este caso albaneses, rumanos, asiáticos o africanos.

El fascismo, y el maquiavelismo son productos italianos ¿hay una cultura autoritaria en el pueblo italiano, o más bien manipulativa?
La cultura de la imposición y del exclusivismo nace en todos los sitios, yo no he visto que sea propia del pueblo italiano sino de aquellos centros de poder que necesitan de ideologías que justifiquen sus motivaciones socio-económicas. Y estos centros de poder como nos está enseñando el naciente siglo XXI crecen en Europa como en Asía o en los Estados Unidos de América. La cultura de la tolerancia es un fruto de lento crecimiento, mientras la de la intolerancia es explosiva. El pueblo italiano es tolerante como el español, mientras no se toquen sus intereses vitales.

La mafia, la camorra, también son productos italianos ¿hay un humus social que alimenta este tipo de fenómenos?
Hay un humus histórico, ante el vacío de poder de un estado lejano o en manos de cuatro oligarquías, los ciudadanos del sur se veían obligados a generar sus propios centros de autodefensa. Las coscas mafiosas nacen así, como he descrito en mi libro. Pero hay evoluciones sociales después de la última guerra mundial que hacen dar un salto cualitativo a las asociaciones mafiosas para convertirlas en auténticos polos alternativos de poder económico, social y político. A partir de los años 80 la mafia es un auténtico sistema de poder con capacidad de resistir al mismo Estado italiano y de infiltrarse en el sistema económico y político. En el libro dedico varios capítulos a estos mecanismos de la nueva mafia.

En Italia es decisiva la posición del Vaticano, ¿ha influido en los últimos años en la política doméstica, o se retiró con la caída de la democracia cristiana?
El Vaticano con su mano larga la iglesia italiana es un poder que penetra la entera sociedad italiana desde un punto de vista multipolar: en Italia la religión no se puede separar de la política ni la de economía ni de los movimientos sociales y culturales. Esta sinergia es la base de la presencia fáctica del Vaticano en Italia. No se pueden separar el uno del otro. La pretendida separación entre estado e iglesia, la laicidad del estado es un puro sueño en el caso italiano. Desde cualquier ángulo que se estudie, económico, cultural, social, (como hago en mi libro), el Vaticano/Iglesia está siempre presente en el tejido medular de la sociedad italiana, hasta en los llamados “territorios rojos”, el cato-comunismo es un hecho cultural y social de gran interés para entender el sistema italiano.
¿La democracia cristiana italiana se vino a bajo por rencillas internas de poder, por desafecto de la ciudadanía, o por intromisiones eclesiásticas?Se vino abajo cuando los dos polos (democristianos y comunistas) se neutralizaron entre sí de tal manera que ya no era posible gobernar. Los socialistas de Craxi trataron de romper este nudo gordiano, pero cayeron en su misma trampa, por la revolución de los jueces y fiscales contra la corrupción.

¿Es la sociedad italiana una sociedad clientelar en lo político?
Si por clientelar entendemos unas redes de mutua ayuda entre los miembros de determinados polos de poder, lo es como cualquier sociedad humana. Ciertamente las redes clientelares en la política italiana han constituido y siguen constituyen el tejido base de la sociedad italiana, pero no sólo para la formación de familias dentro de los partidos, sino (como en todas partes, por ejemplo, en la sociedad española, o en la china o en la estadunidense) para el acceso al trabajo, a la formación en centros especiales, a los mismos centros de diversión y ocio.

¿Funciona una variante caciquil en la Italia rural?
Si hablamos de ante de 1990, ciertamente, como en todas las dinámicas sociales del medio rural en Europa y en otros sitios. Si hablamos de la Italia que yo analizo, estos caciquismos se han trasformado tomando otras máscaras sociales, económicas y religiosas (muchos movimientos religiosos y no sólo en Italia, tienen la estructura de redes tejidas por caciques socio-económicos, sea de tipo patriarcalista o de bandos).

¿Cómo ha apreciado la intervención del Gobierno de Berlusconi en el trágico suceso del terremoto de L´Aquila?
Nivel de comunicación con las típicas meteduras de pata “berlusconianas”, a nivel del pueblo como tantas veces he experimentado: con un inmenso movimiento de solidaridad y de ayuda, como es típico del pueblo italiano. Por ahora no ha habido intervención del gobierno, se verá a lo largo del año.

¿Qué saldo ha aportado Berlusconi a la sociedad italiana?
Según los datos económicos mientras Italia se endeudaba en 120.000 millones de euros, las empresas de Berlusconi pasaban de una deuda de 20.000 millones a un superávit de 60.000 (en sólo el año 2008). Es un dato puramente accidental.

¿Qué futuro le prevé?
No soy profeta, no veo alternativas ni en el centro ni en el centro-izquierda italiano, más bien la fusión de la fascistas de Alleanza Popolare de Fini con la Italia Della Libertà supone un nuevo aliento a la permanencia del Berlusconismo. En el centro-izquierda por ahora no hay capacidad de generar un polo unitario. Y mientras Berlusconi posea la red de medios de comunicación que posee (ahora tiene además la pública de la RAI-Italia), no se pueden adelantar cambios.

¿Necesita Italia una regeneración política, o por el hecho de estar en la UE y en el G 20, todo se legitima?
En este año y en el siguiente la crisis económica global no puede dejar de manifestarse en la vida social y por lo tanto en la vida cultural, es decir, en el campo de las ideas, de los proyectos y de los símbolos sociales. Estos cambios habrá que seguirlos con gran atención, porque no sólo afectarán a la sociedad italiana sino también a la española.

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