domingo, 19 de abril de 2009

LE HACEN “LA PASCUA” AL NUEGO GOBIERNO DE ZP


Tras la inusitada crisis de gobierno, resuelta con la ligereza del que busca “oxígeno”, hemos visto a los nuevos ministros y a sus confirmados colegas, cómo se disponían a trabajar en Semana Santa, intentando transmitir una imagen de dinamismo y actividad, que alejara aquella del letargo crónico atribuido al Ministro Solbes, y del noqueo general del gabinete ante los efectos de una crisis negada hasta la extenuación.
En cualquier caso, dados los antecedentes, ese dinamismo prefabricado nos lleva a sospechar que responda más a una campaña de marketing que de una actividad real encaminada a ponerse las pilas para actuar rápido y acertadamente ante la crisis económica.
De todas formas, vistas las biografías y trayectorias profesionales de los nuevos ministros, al menos tres de ellos nos parecen que no responden a las necesidades creadas sino a estrategias de política partidista en una coyuntura que podrían considerarse hasta frívolas. Tal resultarían ser los casos de las dos Vicepresidencias, tanto la de Economía, como la que se encomienda a Chaves, y mucho más el relevo clientelar en la cartera de cultura, desaprovechando una ocasión única para prescindir de un ministerio, que apenas tiene competencias propias, contribuyendo al ahorro en el gasto.
El relevo de Solbes, aunque el mismo pudiera haberlo deseado, no parece que haya sido muy acertado con la ministra Salgado, dada la existencia de otros profesionales de la economía de gran cualificación en las filas gubernamentales. Además, uno de sus primeros gestos ha sido aparcar el proyecto de ley de reforma de las cajas de ahorros que trataba de reducir el protagonismo político en la dirección de las mismas, y darle entrada a la participación privada en su capital. Todo un gesto, más de dominio político, que de carácter técnico, especialmente con la que está cayendo. Especialmente significativo cuando dicha reforma la habían postulado su antecesor y el gobernador del Banco de España.
Por su parte, el traslado de Chaves a Madrid huyendo de la “quema” de las encuestas andaluzas, procurando darle una atribución “patriarcal” de arbitraje entre las “taifas autonómicas”, tampoco parece que sea muy eficaz, dado que estas buscan poder y dinero, y este segundo no depende del inventado ministerio. Aparte, que no ha sido un ejemplo de buen gestor en su feudo andaluz. Luego parece que se busca reflotarlo antes que se hunda, al tiempo que haga de “padrino político” de Zapatero en el ámbito del partido y del “sindicato hermano”. O sea, del cariño que les demandó a los suyos.
Finalmente, la incorporación al Ministerio de Cultura de Gonzalez-Sinde, desde la presidencia de la Academia del Cine –creada por su padre-, parece una clara concesión al clan de la farándula que en las pasadas elecciones hizo pública postulación por el presidente Zapatero. Y posiblemente en ello, esté la motivación profunda de dicho nombramiento.
Por todo lo cual, vemos más razones de estratagema política y de marketing, que de fundamentos objetivos, al menos para estos cambios ministeriales.
Pero, la puesta en escena del dinamismo de la pasada semana, se ha roto con unas declaraciones del entorno gubernamental, del “fuego amigo”, que le ha hecho la pascua a Zapatero en pleno estreno del gabinete remodelado. Tales declaraciones han sido las del Fiscal General del Estado, que señaló una grave falta de colaboración a la Policía, algo que de ser cierto debería de haberse solventado en otras instancias oficiales e internas, en vez de en un almuerzo de una agencia de prensa. Y que han sido rebatidas con determinación por el Ministro del Interior, y que han dado lugar a una corrección del mismo Fiscal, posiblemente consciente del lío que habían generado sus palabras, que han enfadado a los sindicatos policiales, que le anuncian querellas.
La otra “pata de banco” la ha vuelto a sacar, ni más ni menos que el Gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordoñez, del que pocos dudan de su capacidad técnica, y de los datos a su alcance para sugerir un replanteamiento del sistema de pensiones ante el gasto y falta de ingresos que se está generando en la Seguridad Social, derivada de la crisis. Declaraciones que han sido anatematizadas por parte del ministro de Trabajo, y por las centrales sindicales mayoritarias, como innecesarias y alarmistas.
Si el Gobernador del Banco de España, al que ha puesto este Gobierno y al que le quedan aún varios años de Dirección, hace esta pública reflexión, en consonancia con otra anterior de revisión del modelo de relaciones laborales, dada la ingente cantidad de paro de nuestro país en el entorno de la UE, alguna autoridad moral y técnica tendrá en hacer estas sugerencias a los que hasta hace poco aún negaban la existencia de la crisis, y están manifestándose ineficaces en la adopción de medidas que la atajen y reduzcan las dramáticas cifras del paro. Por un mínimo de humildad y sensatez, deberían atender las razones de su tecnócrata. Ya que de no hacerlo, y descalificarlo –como han hecho- aumentan las dudas de la veracidad de las declaraciones gubernamentales, especialmente dada la experiencia que ya tenemos de falta de claridad, ocultación o incluso declaraciones públicas mendaces.
Por tanto, este último punto, especialmente sensible y posible, debería de ser tratado en sede parlamentaria, junto con unas propuestas de cambios económicos estructurales que puedan ajustar la economía española a las necesidades reales. Tal cosa, y no la mera palabrería, sí que contribuiría a dar sosiego y relativa confianza a la ciudadanía, más que las consignas del estratega político de turno, cuya credibilidad actualmente no parece estar en sus mejores momentos.

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