viernes, 2 de agosto de 2013

RAJOY DIO SU VERSION DEL CASO BÁRCENAS


La resistida comparecencia del presidente Rajoy ante el Congreso de Diputados para dar explicaciones sobre el “caso Bárcenas”, y la sombra generada sobre la supuesta financiación ilegal del PP, discurrió como era de esperar en una parca e interesada versión, que apenas aportó luz a lo sucedido, convenciendo de oficio sólo a la bancada popular y a su parroquia más fiel, pero que dejó a más de la mitad del país sin las pretendidas aclaraciones sobre el affaire Bárcenas, lo que probablemente pese como una losa sobre la acción política del propio gobierno y su partido.
En su conjunto, la comparecencia de Rajoy además de aportar, por primera vez, una confesión de culpa, al reconocer su error por su crédula confianza en Bárcenas, más propia de un cándido que de un político de su ejecutoria, sólo dio de sí un “armado argumentario” que no acaba de aclarar los ángulos aún oscuros del caso, pues se limitó a negar la existencia de financiación ilegal en su partido, y la existencia de una contabilidad B, según el relato último de Bárcenas al juez, tras su ingreso en prisión. Sin perjuicio de lo cual, vino a reconocer el pago de lo que denominó “complementos salariales” a algunos miembros de la cúpula del partido, respecto de lo que pareció una explicación a los “sobresueldos” denunciados por el propio Bárcenas.
El resto de la intervención presidencial fue un apocalíptico planteamiento que ofrecía una temerosa disyuntiva entre él y el caos, dada cuenta el precario estado de la economía nacional, en fase de conclusión recesiva y probable recuperación, cuyo cambio de rumbo –según Rajoy- podría ser obra de una temeraria y precipitada política de derribo gubernamental, pues según el mismo presidente, tal hecho afectaría negativamente a la confianza que los mercados han vuelto a recuperar de España.
Ni que decir, que el resto de la oposición (PSOE, IU, PNV,ERC, UPyD, etc.) pidieron la dimisión del propio presidente del Gobierno, por entender que le afecta de lleno este affaire que consideran de financiación ilegal, y por consiguiente, de haber ganado las elecciones de forma ilegítima por trampas en la financiación y medios propagandísticos de las mismas. Posición de la que se desmarcó curiosamente CIU, aunque en el contexto político que viven los convergentes en Cataluña enredados en el affaire análogo del Liceo, pretendieron “ponerse de perfil”.
Con todo, sea cual sea la verdad judicial –que se consiga probar en los tribunales, en su momento-, esta comparecencia fijaba el momento de buscar la “verdad” para tratar de depurar responsabilidades políticas, que al parecer, la dinámica parlamentaria de la mayoría absoluta probablemente impidiera, en lo que resulta una evasiva, que pudiera facilitar el olvido y la superación del incidente, como también pudiera arrastrar la duda más allá de lo deseado por el PP, llegando hasta las próximas elecciones dentro de un par de años, y anegando la vida política por la sensación de mafioseo y corrupción política sistémica que pueda tener la ciudadanía, que emponzoñará la vida política.
Esto es algo que sólo el tiempo desvelará, además de la posición de los partidos de la oposición, alguno de los cuales tampoco está libre de “pecado” (“caso de los ERE´S” en Andalucía con afectación directa al PSOE, y gobierno autonómico socialista), que resulta redundante en esa sensación de “corrupción sistémica”. Lo que también contribuye a que no sea si quiera recomendable una “moción de censura” (pues además de que la aritmética de los votos de los escaños que favorecen considerablemente al PP, impediría que prosperara), tampoco como mecanismo testimonial de crítica y alternativa de recambio resulta nada atractivo que el que fuera vicepresidente del gobierno socialista de Zapatero, que tan negativa gestión política llevó a cabo, sea ahora la alternativa a Rajoy, pues además no ha demostrado liderar el proyecto socialista, y todo esto junto con la afectación del “caso de los ERE´S” hace poco o nada atractivo el proyecto que pueda llegar a plantear, por el descrédito político que también arrastran.

Quizá lo más sensato,  incluso para el PP –al que puede salirle “el tiro por la culata”, especialmente si Bárcenas reacciona con nuevos ataques de sinceridad y aporta la luz que falta en este asunto-, hubiera sido la dimisión de Rajoy y la cúpula del PP de los últimos 20 años, con el tránsito a primera línea de una nueva generación de políticos del PP que hayan estado al margen de las responsabilidades de este affaire, y en el mejor de los casos –para mayor respeto al cuerpo electoral- convocar elecciones anticipadas y que el pueblo depure las responsabilidades políticas a que hubiere lugar, además del supuesto fraude de haber ganado unas elecciones (con programa oculto) postulando unas medidas, para acabar llevando a cabo otras.

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