domingo, 2 de octubre de 2011

¿ETA SE RETIRA DE LA LUCHA ARMADA, O SIMPLEMENTE COLAPSA?



Hace tiempo que se está barajando con un abandono de la lucha armada por parte de ETA. Ciertamente tenemos como precedentes el cese de los actos terroristas desde hace meses, así como declaraciones de abandono de la violencia por parte de algunos miembros de ETA y sectores afines a la misma, lo que puede ser un presagio de esa ansiada declaración final de abandono del terrorismo y subsiguiente entrega de armas –para que sea creíble y real-.
Sin embargo, no podemos por menos, que preguntarnos si estos rumores y manifestaciones dispersas, son auténticas, reflejan la verdadera voluntad de la banda terrorista, o si por el contrario, ante la continua acción policial de detención de comandos, y el acceso de parte de la izquierda abertzale a las instituciones vascas, no ha determinado un alto grado de colapso de la banda terrorista, que no sólo ha perdido operatividad, sino que sociológicamente en Euskadi, ha podido dejar de tener sentido, por cuanto el sector de apoyo a las tesis nacionalistas e independentistas esukaldunas han conseguido cargos de representación local y autonómica en Euskadi, a través de la formación política Bildu que ha venido a agrupar dicha sensibilidad político-social.
Decimos esto, porque en otras ocasiones ETA ha otorgado “treguas estratégicas” o “treguas trampa” para superar el estado de debilidad en la consecución de sus objetivos terroristas. Aunque es cierto, lo que siempre nos han dicho los expertos en la lucha antiterrorista, que donde hay un terrorista decidido a actuar hay un potencial atentado. Pero una cosa es el atentado a la desesperada, que la estrategia terrorista con su red de acción amparada en una red logística, conectada con una red político-social. Conjunto este, que parece haber estado realmente tocado por ese doble motivo del encarcelamiento de la mayoría de los comandos terroristas, y por el acceso institucional del radicalismo político vasco de tono independentista abertzale.
También hemos de reconocer la posible labor positiva de las negociaciones, e intermediaciones, que  a lo largo de todos estos años han ido haciendo su labor silenciosa en el entorno menos hostil de la banda, pese a las incomprensiones y aceradas críticas utilizadas arteramente en el desgaste político –que nunca debió de haber ocurrido-.
Con todo, parece que tenemos un próximo pronunciamiento de abandono de la acción terrorista etarra, que el gobierno actual está barajando en sus tiempos políticos preelectorales –y que tampoco debería de mezclarse en el “mercadeo de campaña”-. Pues está tácitamente augurado el mensaje etarra, como se está pidiendo del entorno de los presos de ETA el acercamiento al País Vasco, e incluso se insinúan peticiones de medidas de gracia para estos. Algo sumamente delicado, pues las víctimas del terrorismo no pueden ser olvidadas en ningún caso, si bien habría que estudiar la conveniencia de esas medidas en relación con la necesidad de cerrar el contencioso terrorista, o más bien seguir la acción policial y medidas antiterroristas hasta conseguir la total extinción de la banda por colapso de la misma, por falta de nuevos “gudaris”, y por la inviabilidad de la acción de la misma. Esta es una decisión, que tampoco se debería tomar en precampaña electoral, sino que habría de ser fruto de una decisión del gobierno que salga próximamente de las urnas, previo debate público informado por los expertos en la lucha antiterrorista. Y sobre todo, con la previa entrega de las armas, como condición sine qua non para tomar en consideración el estudio de las peticiones de gracia cursadas.
En definitiva, “en tiempos de tormenta, no hacer mudanzas”. Ni es el momento de que el Estado tome decisiones con la banda terrorista, ni debería iniciar acciones sin la previa entrega de las armas y la expresa declaración de abandono de la lucha armada, de forma análoga a como sucedió en Irlanda del Norte.

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