martes, 12 de octubre de 2010

¡OTRA DE HUGO CHAVEZ…!


Este Hugo Chávez no para de ser noticia por motivos lamentables, siendo conocido ya por su pródigo verbo y sus puestas en escena histriónicas, algo que no le favorece ni a él ni a su país.
            Venezuela ha tenido la desgracia, desde hace más de veinte años, de tener gobernantes que su pueblo no merecía, de manera que aquellas tormentas trajeron estos lodos.
            Resulta vital para la prosperidad de los pueblos, no sólo que no haya corrupción, que funcione el Estado de Derecho, con garantía de derechos y libertades públicas, sino también que haya una adecuada y justa distribución de la riqueza, que evite injusticias sociales y por ende marginalidad. Algo que ni en Venezuela ni en gran parte de Sudamérica se ha dado, siendo la consecuencia los turbulentos cambios de régimen, e incluso los bandazos políticos.
            Venezuela es un país con riqueza natural importante, que le hubiera permitido, en buenas manos, ser uno de los países más desarrollados de su entorno –como en algún momento ha llegado a ser-, pero como si de una predestinación calamitosa se tratara, esas posibilidades se tornan en mera potencialidad que no se llega a desarrollar con justa moderación.
            Así Chávez es el producto del populismo de su entorno, que no repara en arrollar derechos y libertades públicas, con tal de generar su propio mito autoritario de régimen bolivariano, por considerarse heredero de los planteamientos de Bolívar –lo que da a su populismo un planteamiento nacionalista-, que además combina con su acercamiento a la Habana de los Castro, en un desmarque tercermundista, con una constante prédica de antiimperialismo, para lo cual no repara en despotricar contra su vecino del Norte, y llegado el caso, contra España –el antiguo imperio-.
            Por consiguiente, cultivando ese mito no repara en boicotear una cumbre iberoamericana, como en expulsar parlamentarios españoles en función de observadores internacionales en las elecciones venezolanas –por resultarles incómodos-, en expropiar empresas, o en hacer la vista gorda con la estancia en territorio venezolano de terroristas de ETA, ofreciéndonos respuestas de tono cínico en boca de su embajador en Madrid cuando trata de justificar lo injustificable.
            Sin embargo, el gobierno español sigue manteniendo una línea excesivamente condescendiente con Chávez, ya que sólo hace una moderadísima oposición a tanto despropósito, evitando la confrontación. Naturalmente son muchos los intereses que unen a los dos países, tanto en el ámbito comercial como humano y afectivo, pues el pueblo español y el venezolano se estiman y respetan, algo que no siempre alcanza a interpretar correctamente Chávez.
            Entre tanto, en el día de la Fiesta nacional española, también día de la hispanidad, los dirigentes Venezolanos han vuelto a poner la nota de inconsecuencia y propia marginalidad, ya que invitados a que desfilara la enseña venezolana en la parada militar, junto a otras banderas de países sudamericanos, se han ausentado bajo el grotesco pretexto de la súbita indisposición del abanderado. ¡Como si la embajada venezolana en España no tuviera suficiencia de recursos para superar esa nimia contingencia!. ¡Claro que eso sólo se supera cuando, de ser cierto, hay voluntad de corresponder a la invitación cursada por España!.
            Por consiguiente, como en cuestión de relaciones internacionales, como en cuestión de amistades, cada uno está donde quiere y puede, el gobierno español debería de interpretar estos gestos inamistosos de Chávez en la clave de marginalidad y hostigación que su régimen suele representar; de manera, que salvadas las meras relaciones comerciales, las políticas se correspondan con la actitud distante y altiva del régimen bolivariano de Chávez. Y de demostrarse el amparo de terroristas de ETA en dicho país, habría que responder internacionalmente con un duro gesto de protesta como la retirada de embajadores en ambos países, pues el embajador español en Caracas ya debería de haber sido llamado a consultas, al tiempo de haberle retirado el placet diplomático al embajador venezolano por su inamistosa y falaz insinuación de que los etarras que habían declarado sobre el apoyo venezolano, lo habrían hecho sometidos a coacciones. Esa falta de reacción del gobierno de ZP, sin embargo ha dado lugar, a que el que se diera por ofendido sea el chavismo, cuya respuesta se ha manifestado en la mendaz ausencia del desfile en el día de la hispanidad. ¡Todo un gesto, que se venderá para autoconsumo interno, como un gesto de nacionalismo bolivariano frente al “imperialismo español”!.

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